Etapa 9A: Haro - Santo Domingo de la Calzada | Al Loro

Distancia: 
20,6 km
Duración: 
5 h
Dificultad: 
1
Paisaje: 
2

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Etapa relativamente breve, llana y sin sombra; lo más duro será la exposición al sol durante todo el recorrido.

La ruta atraviesa dos pequeños pueblos que disponen de algún servicio: Zarratón, con dos bares (ambos en el centro, a 200 metros del camino) y un restaurante de lujo (el hotel-hospedería Palacio de Casafuerte), y Bañares donde hay un sencillo bar-tienda, con menú al mediodía (abierto todos los días).

Salimos de Haro por la calle San Millán de la Cogolla, dejando a nuestra derecha la plaza de toros, para enfilar la carretera LR-203 en dirección al sur; al cabo de pocos kilómetros comenzaremos a divisar a lo lejos nuestra meta: la altísima torre-campanario de Santo Domingo de la Calzada, un hito vertical recortado en el horizonte.

Durante el recorrido veremos frente a nosotros, como telón de fondo de la extensa llanura, los montes de la Sierra de Demanda, cuyas cimas de más de 2.000 metros permanecen nevadas buena parte del año.

La ermita de Santa María de la Antigua, una joya del románico, queda a solo 100 metros de nuestra ruta, a la derecha desde la plaza del ayuntamiento; destaca su bella portada del siglo XII, con cuatro arquivoltas apuntadas y un relieve de la Virgen y los Reyes Magos en el tímpano, bajo el cual hay un crismón con un toro y un león a cada lado, que simbolizan respectivamente a los evangelistas San Lucas y San Marcos. Hasta 1975 este templo estuvo adosado a la vecina iglesia de la Santa Cruz, de estilo gótico (siglos XV-XVII).

Nuestro ramal riojano del Camino Vasco del Interior confluye con el Camino Francés a la entrada de Santo Domingo de la Calzada, 750 metros antes de llegar a la catedral. Pasaremos de la soledad a la compañía de cientos de peregrinos, lo cual para algunos será una buena noticia y para otros todo lo contrario.

Al contemplar la esbelta torre de la catedral a lo lejos, muchos peregrinos se ven poseídos de una sensación frustrante: se avanza, paso a paso, pero la torre parece estar siempre en el horizonte, nunca próxima. En dicho fenómeno influye, sin duda, la contemplación desde lo alto de una torre del siglo XVIII que, además, también es bastante elevada (69 m). Martín de Beratúa, el arquitecto, es el mismo que concibió las torres de la concatedral de Logroño. No contemplaremos torres barrocas tan hermosas hasta Compostela.

La joya cultural de la etapa es la catedral del Salvador (s. XII-XVIII), con la cripta y el mausoleo del santo. Santo Domingo de la Calzada (1019 - 1109) dedicó su vida a los peregrinos, construyendo puentes y calzadas: hoy en día es el patrón de los ingenieros civiles.

En el interior de la catedral existe nada menos que un gallinero. La pareja de gallina y gallo blancos testimonian uno de los más famosos milagros medievales del Camino. Una pareja de peregrinos alemanes con su hijo se hospedan en una posada de la ciudad, y una camarera se enamora locamente del joven, que la rechaza. Para vengarse, esconde en su morral una copa de plata y, cuando parten, lo denuncia. En juicio sumarísimo es condenado a la horca, pero el joven no muere, porque Santiago lo sostiene. Cuando se lo van a contar al juez, que está a punto de comerse un gallo y una gallina, se burla de los testigos, diciéndoles que está tan vivo como las aves que tiene delante; entonces, ¡prodigio!, estas se levantan en el plato y el gallo canta. De ahí el dicho: «Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada» (gallo, no rima).

Podemos comprar los ahorcaditos, dulces típicos de la población con forma de vieira y rellenos de crema de almendra. Destacan las pastelerías Isasi, Isidro y El Buen Gusto. Las monjas bernardas venden en su hospedería los borrachuelos, un hojaldre fino relleno de pudín de frutas.

Puesto que mañana abandonaremos la comunidad autónoma de La Rioja, podemos aprovechar alguno de los restaurantes de la villa, la mayoría situados en la calle Mayor, para degustar un bacalao a la riojana.