Güemes, faro del Camino del Norte gracias al Padre Ernesto
Güemes, en esto no hay discusión entre los peregrinos, es un emblema, un icono, un faro del Camino Norte. Cuando un albergue se convierte en un mito se corren riesgos, uno de ellos la masificación, que puede provocar el hartazgo de quien es su responsable…
Bueno. Sobre esta cuestión habría mucho que hablar. Es verdad que el Albergue se ha convertido en una especie de icono en el Camino del Norte, pero es gracias a tantísima gente que ha entendido el proyecto y se ha enamorado de su filosofía. Es evidente que la masificación siempre es peligrosa, incluso hasta el punto de desmoralizar al equipo que dirige el Albergue.
Por ahora el Camino Norte ha quedado protegido, gracias a su dureza, condiciones climáticas, menor promoción, de los excesos que se están viviendo a todos los niveles en el Camino Francés. Pero ¿está preparado para un crecimiento continuado e incontrolado del peregrinaje?
Evidentemente, este Camino no está preparado para un crecimiento progresivo como se experimenta en estos momentos.
Alex González, otra de las personas que son un referente en la hospitalidad de las rutas jacobeas septentrionales, nos comentaba hace un par de meses que había sido la crisis del Camino Francés, y no tanto la declaración de la Unesco, la que estaba llenando de peregrinos este itinerario. ¿Qué se puede comentar al respecto?
Yo creo, sin conocerlo demasiado, que el crecimiento del Camino del Norte responde simplemente a un crecimiento progresivo de todos los Caminos.
Sobre la traza, a quienes trabajamos en el Camino nos preocupa la permanente indefinición de la ruta en el Camino Norte, donde continuamente aparecen alternativas, ramales que enlazan con otros itinerarios, y sobre todo muchas variantes costeras. ¿No corremos el riesgo de acabar convirtiendo el Camino Norte en una ruta de senderismo costera, de carácter paisajístico, alejada de la historicidad viaria jacobea?
Tal vez sí, pero hemos de pensar que la geografía del Camino de Norte es muy especial. A parte de los enlaces con otros itinerarios, el propio Camino del Norte admite naturalmente muchas variantes. Creo, por otra parte, que es ahí donde radica su belleza y riqueza cultural. La misma historicidad del Camino crea abundantes variaciones.
Güemes acoge peregrinos desde 1999. Hemos conocido la experiencia de algunos albergues de acogida tradicional que, bajo el síndrome de “Viridiana”, la conocida película de Luis Buñuel, han dicho basta, que esto ya no se puede aguantar, y tirado la toalla. Unos han cerrado, directamente; otros han subcontratado la gestión a empresas privadas, desentendiéndose del asunto; y algunos han pasado, por no poder con la picaresca, a cobrar una cantidad fija, entre ellos algunos de los que pertenecen a la Iglesia católica. ¿Se puede mantener la filosofía del Camino de los años 90 en los tiempos que corren, en los que manda el aprovechamiento turístico intensivo?
Los tiempos cambian. También nacen diferentes formas de albergues. Entiendo el desgaste y el desánimo. Creo que el caso de Güemes sigue siendo atípico también en este aspecto. El Albergue tiene una función muy especial para el peregrino. No exclusiva. Hay otras actividades, culturales, sociales, solidarias que mantienen y dan vida a la propia filosofía del Albergue.
Al respecto, y bajo la presión de la hostelería, hay comunidades como Castilla y León que quieren ponérselo cada vez más difícil a los albergues de acogida tradicional. Incluso se ha creado una asociación para defender los intereses de este tipo de albergues, aún numerosos en el Camino Norte. Una lucha desigual entre el capital y la utopía, ¿podemos apostar por el statu quo actual o nos acabarán obligando a convertirnos en una empresa más de servicios al turista?
Ni la Administración ni la Iglesia conocen la realidad del peregrino a pie. Para ellos es imposible conocerla. Todo se hace desde los despachos. Cada día lo constatamos más, y no hay que olvidar que los peregrinos son portadores de muchos valores humanos que solamente se conocen cuando entramos en diálogo y contacto con ellos.
En relación con la anterior pregunta, hace ahora un par de años saltó la polémica por la pretensión del Gobierno regional de Cantabria de cambiar el itinerario oficial del Camino Norte, que dejaba de pasar por el albergue de Güemes. Se montó entonces una buena, con apoyos de numerosos peregrinos, asociaciones e instituciones a la petición del Padre Ernesto de apoyo. Entendemos que las aguas han vuelto a su cauce, pero ¿está el asunto cerrado?
Es verdad. Fue una actitud torpe y vergonzosa por parte del Gobierno de Cantabria. Buscaron con afán el aspecto turístico del peregrino. Ni siquiera se contó con ninguna de las seis asociaciones del Camino que hay en Cantabria. En ese momento, nuestro Albergue ya había adquirido mucho prestigio debido al trabajo que se desarrolla en el mismo, y ya habían pasado por aquí más de 50.000 peregrinos de más de 100 países diferentes. El problema se resolvió gracias a las más de 5.000 firmas de petición que llegaron de todo el mundo. Pero fue una solución torpe: se respetó el paso por Güemes pero se olvidaron de parte del trazado anterior, histórico, dejando de pasar por la ermita de San Julián, donde hubo hospital de peregrinos y donde, hace varios años, se instaló un bello centro de interpretación del Camino que actualmente contiene una excelente exposición, titulada “La Voz del Peregrino”, con más de 400 dibujos y testimonios que han ido dejando los propios peregrinos a lo largo de los 18 años de su paso por Güemes.
El Padre Ernesto siempre ha puntualizado la idea del donativo, que no debe ser entendida como gratuidad o caridad, sino como una forma de expresar que “el precio lo pones tú”, o sea, que cada peregrino es quien debe valorar lo que se ofrece con responsabilidad y en función de sus medios. ¿En realidad se trata de mantener un estilo y un espíritu secular, de dar un testimonio antisistema, una lección que haga repensar al peregrino la propia realidad, de mantener la convicción en la bondad del género humano, todo a la vez?
Nosotros buscamos desarrollar la responsabilidad del peregrino: ni donativo ni nuestro precio. Seguir este sistema, en una sociedad dominada por el consumismo, no es nada fácil. Si además se experimenta un crecimiento excesivo con la natural presencia de un sector turístico, aún resulta más complicado. En cualquier caso, seguimos apostando por esta filosofía que tiene mucho de utópica. Sí, hay que decir que este proyecto requiere mucha dedicación colectiva de la Asociación; tener ideas muy claras y aceptar serenamente los fracasos parciales que surgen de esta acción.
¿Puede ser viable un alojamiento de las características del albergue La Cabaña del Abuelo Peuto, sin ningún tipo de ayudas públicas, en los tiempos que corren? ¿Compensan los justos a los pecadores?
Si nos centramos en nuestra experiencia hay que admitir que es posible. Pero con las condiciones anteriormente expuestas.
La biblioteca, y el fondo de archivo fotográfico, siempre han sido uno de los ejes del proyecto de Güemes. ¿Cómo se puede manifestar este rico patrimonio entre los peregrinos, aves de paso?
Hay muchos peregrinos que captan mucho más de lo que parece. La Biblioteca es un lugar de información; la Ermita lo es de Reflexión; y la charla diaria pretende aportar la filosofía del Albergue con relación al Camino.
Cuando los peregrinos entran en la capilla del albergue, con los murales sobre el ”Camino de la Vida”, de Maximino Cerezo, y los textos de monseñor Casaldáliga, todo en la línea de la teología de la liberación, ¿qué sienten y expresan? Más allá de la emotividad efímera, ¿ha habido algún caso de conversión o transformación personal reseñable tras el paso por el albergue?
La Ermita la visitan individualmente. Pero después de la cena, voluntariamente se reúne un grupo, considerablemente numeroso, para escuchar el contenido del Camino de la Vida. Siente admiración, pero son momentos en que mucha gente se cuestiona seriamente muchos aspectos de su propia existencia. En cualquier caso, yo nunca utilizaría la palabra conversión. La Ermita es un lugar de reflexión.
Pongamos por caso que un peregrino queda fascinado al ser acogido en Güemes y desea ayudar como voluntario. ¿Existen canales de participación en este sentido? ¿Es algo habitual?
Se entabla un diálogo, a largo plazo, antes de venir a trabajar.
Muchos pensamos que el albergue de Güemes, acaso el modelo más depurado de acogida fraternal y ecuménica en todos los caminos jacobeos, es un proyecto íntimamente unido al carisma de Ernesto Bustío. ¿Podrá seguir adelante Güemes, en el futuro, sin su alma mater? ¿Queda todo atado y bien atado?
Conocemos el pasado (largo) y el presente (fecundo). ¿El futuro? Difícil preverlo. La Asociación es fuerte; tiene larga experiencia; hay gente joven…
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