De Irún a Bilbao por el Camino del Norte, verano de 2013
¡Me ha encantado! Hay que vivirlo para describirlo ya que cada cual lo hace por sus razones, pero es una experiencia muy buena.
El camino por el País Vasco transcurre por montaña principalmente aunque las ciudades de final de etapa sean costeras. No me pareció duro para una persona habituada a andar por la montaña. El tramo con más dificultad, fue sin duda de Deba a Markina por el desnivel y, para mí, particularmente porque sufro de la rodilla.
La señalización es buena en todos los tramos. Si te pierdes, como me paso a mí, es porque vas distraída con el paisaje, que es brutal, y yo seguí un GR que de todas formas daba al mismo sitio. Hay diversas variantes a la ruta marcada que, si eres atrevido, valen la pena.
Escasean los albergues en general y aún más de peregrinos, no hay en todas las ciudades, como en Gernika, y no abren todo el año, aunque no tuve ningún problema para encontrar un sitio dónde dormir y en plena temporada alta. El monasterio de Zenarruza, si aún tienes fuerza para pasar de Markina, es muy muy recomendable, y al que no volvería es al de Eskerika que, aunque por lo bonito que es en sí, me pareció caro por el trato recibido.
Yo lo hice sola y volvería a hacerlo así. Para todos los que dudan en este aspecto, en el camino se encuentra siempre mucha gente y cuando quieres soledad la encuentras y cuando no también encuentras gente predispuesta, abierta, y muy muy hospitalaria. Es un ambiente realmente magnífico. Energía y muchas ganas les recomiendo.