Camino Portugués: un congreso en el ojo del huracán
Según la Oficina de Peregrinación, los datos recogidos hasta el verano de 2019 constatan que casi el 30% de los peregrinos registrados han llegado por el Camino Portugués, una cifra que va a cuestionar, en breve plazo, la histórica primacía del Camino Francés.
Se acaba de celebrar en Tui/Valença do Minho y Santiago de Compostela el III Congreso Internacional «Camino Portugués de Santiago: un patrimonio cultural para la nueva Europa», promovido por la Cátedra do Camiño de Santiago, a la que acaba de acceder como director Miguel Taín Guzmán, titular de Historia del Arte en la USC; por el Grupo de Universidades Compostela, del que es secretaria ejecutiva la Profª. María Teresa Carballeira, catedrática de Derecho Administrativo de la USC; y por la Universitat Rovira i Virgili.
Asistimos al evento, que en un principio podría ser uno más de los muchos encuentros, simposios, congresos y demás reuniones académicas en la que los expertos, por lo general bastante apartados de la realidad actual del Camino de Santiago, exponen sus investigaciones con mayor o menor capacidad pedagógica (la proliferación de ladrillos, un clásico en estas reuniones, daría para levantar un segundo muro de Berlín). Sin embargo todo ha sido diferente en esta ocasión, acaso por el planteamiento multidisciplinar, o por haber llegado al campo de juego, como es sabido bastante embarrado, jugadores que no son titulares. Esto ha permitido que todos los participantes enseñaran y a la vez aprendieran, y que el debate fuera más intenso de lo que es habitual.
Tui y Valença preocupados con el Camino de la Costa
En la doble inauguración, los respectivos alcaldes de Tui y Valença dedicaron cariñosas palabras al Camino de la Costa: «La discordancia entre la promoción en Portugal, donde se apuesta por el Camino de la Costa, y Galicia, donde en su día se apostó por el conocido como Central, provoca una discordancia a ambos lados de la frontera; parece que hoy todo vale» (Enrique Cabaleiro, alcalde de Tui). «O nosso Caminho Português foi, é e será o Caminho Português de Santiago além dos muitos que queiran inventar; Valença e Tui foram os pioneiros» (Manuel Rodrigues Lopes, presidente da cámara de Valença).
Ante el espectacular crecimiento del Camino Portugués de la Costa, el que de Porto va por Matosinhos, Vila do Conde, Póvoa de Varzim, Esposende, Viana do Castelo y Caminha, cruzando luego la foz del Miño hasta A Guarda para seguir por Baiona y Vigo, la preocupación es evidente. Los datos son fulminantes: entre 2017 y 2018 creció un 78%, el mayor porcentaje de entre las rutas jacobeas, y pese a que en Portugal se promueve el enlace de Caminha-Valença, donde entroncaría con el Central, el municipio de Valença reconoce que solo un 23% de los peregrinos lo siguen, utilizando el resto el ferry.
De la ruta costera se ha dicho de todo: que es un invento carente de una rigurosa base histórica; que la ruta es absurda, pues en gran medida avanza por paseos marítimos y pasarelas sobre las dunas, lo que nada tiene que ver con el peregrinaje histórico ni beneficia a los pueblos ubicados en su proximidad; que está diseñado para complacer a los turistas que buscan darse un baño de vez en cuando; que en Portugal crece por el poder de los municipios costeros, entre ellos Viana do Castelo, capital de distrito; que en Galicia ha sido Vigo, única de las grandes ciudades gallegas sin su «Camino», la que consiguió que se aprobara una decisión política, ello pese a su absoluto desinterés en la señalización urbana, lo que está generando el caos; etc. Una nueva guerra entre caminos parece estar en ciernes.
Miedos ante las nuevas tendencias de la «peregrinación»
No deja de sorprendernos que tanto el anterior responsable del Xacobeo, Rafael Sánchez Bargiela, como el actual director de administración de dicho organismo, Isaías Calvo, fuesen quienes hiciesen más hincapié en los riesgos que corre el Camino de no respetar sus valores tradicionales.
El primero aportó un dato: el crecimiento que el Camino ha tenido entre 2005 y 2018 ha sido de un 1.485%, un éxito total y global, ratificando que el Camino Portugués es la primera alternativa al Camino Francés, viéndose favorecido por la conectividad aérea, los nuevos modos de peregrinar, la diversidad de alojamientos, etc. También señaló que la ruta Braga-Santiago por la Geira Romana, en Galicia denominada de los Arrieros y próxima a ser reconocida oficialmente, «carece de una base documental e histórica». Al hilo de la introducción, defendió los valores del Camino frente a la presión turística: espiritualidad, identidad histórica, valor patrimonial de lo grande y lo pequeño, hospitalidad y acogida, intercambio multicultural…
Para Isaías pocos fenómenos han contribuido tanto al proceso comunitario europeo y a estrechar la relación entre sus ciudadanos como el Programa Erasmus y el Camino de Santiago, porque es cierto que el Camino contribuyó a construir Europa, pero también Europa ha ayudado a construir el Camino contemporáneo. Un absurdo reciente es el de que Portugal haya solicitado a la Unesco la declaración de Patrimonio Mundial para el Camino Portugués, «únicamente en los trazados de Portugal», olvidando que se trata de unos itinerarios compartidos entre dos países. En Portugal falta un Plan Nacional para preservar el Camino como BIC y promover su rehabilitación, y también una red pública de albergues, pero la fiebre amarilla avanza sin control; pone un ejemplo: la región turística Alentejo/Ribatejo acaba de señalizar, sin salir de su territorio, ¡1.400 km de supuestos caminos de Santiago! ¿Rigor o locura?
Uno de los máximos expertos en la investigación de los caminos jacobeos lusos, Arlindo Cunha, dijo «sentir dolor de alma» al hablar del tratamiento de los caminos en Portugal, donde fallan el respeto por la historia y la interpretación de los datos en su contexto: «lo que está ocurriendo actualmente puede suponer un estrago para la devoción jacobea».
En la misma idea redundó Pilar Alonso (Univ. de Burgos), que apuesta por el reconocimiento de los trazados históricos frente a las nuevas tendencias, más turísticas, y de la concepción del largo recorrido fortalecida en la Edad Media. Asimismo, deberían marcarse objetivos para valorizar el patrimonio a través de la investigación, conservación y gestión. Los cinco caminos propuestos para la candidatura del Patrimonio Mundial en Portugal no están bien definidos, por lo que se trata de una propuesta débil.
La dimensión jurídica, imprescindible
Tres catedráticos de derecho administrativo aportaron luz sobre la protección del Camino de Santiago como bien material e inmaterial.
Jesús Prieto (UNED) recordó que «el Camino de Santiago es uno de los hechos culturales más importantes del mundo», y que en la protección de su patrimonio hay una cenicienta, el Patrimonio Inmaterial, un campo que sigue permaneciendo en el olvido jurídico. Bajo este concepto se incluyen tanto la experiencia del peregrino como la hospitalidad, las leyendas, literatura y música jacobeas, la gastronomía, las fiestas y otros muchos elementos simbólicos.
En virtud de la Convención de la Unesco de 2003, el estado aprobó la Ley 10/2015 de Patrimonio Cultural Inmaterial por la cual, por vez primera, se reconocen como tal los «usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos, reconocen como parte integrante de su patrimonio cultural». En el mismo sentido han legislado Euskadi, Baleares o Navarra este mismo año. El ponente propuso crear un inventario o atlas que localice y determine un plan de actuación en el Camino de Santiago, dentro de un ámbito europeo donde la peregrinación ha generado un patrimonio cultural común: «si Europa pierde su patrimonio inmaterial común pierde su alma, la semilla de su creatividad».
Por su parte Javier Barcelona (Univ. de Cantabria), subrayó el carácter simbólico y político de la declaración de la Unesco a favor del Camino de Santiago, pero sin que sirva para nada a efectos prácticos de preservación, y otro tanto ocurre con Icomos, organismo asesor de la Unesco, una especie de oenegé cuyos informes no son vinculantes. El panorama es complejo por estar las competencias repartidas en diferentes comunidades autónomas: «falta una gestión unitaria, y el Estado debería crear un super-bic» de rango superior. Ratificó la inoperancia del Consejo Jacobeo como órgano coordinador y, para confirmar lo difícil que resulta preservar el Camino puso el ejemplo del recrecimiento del embalse de Yesa.
Para concluir, aunque muchas más fueron las intervenciones, la profesora Eva Nieto (Univ. de Castilla-La Mancha) consideró que la única solución para proteger el Camino es que el Consejo Jacobeo tenga un papel decisivo, ya que si se produce alguna alteración o daño la Unesco reclamará al Estado, que es quien presentó la candidatura, y no a las CC.AA. Para ello sería necesario desarrollar un Plan de Ordenación Territorial del Camino de Santiago, aunque es previsible que los ayuntamientos se opongan por las medidas cautelares que afectarían, durante su tramitación, a la concesión de licencias.
Las anteriores exposiciones certifican lo difícil que sigue siendo defender el patrimonio jacobeo, algo de lo que tenemos constancia en Gronze por la interminable lista de atentados que padece año tras año.
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