Nada más salir de Beasain dejamos atrás el tráfico, los interminables polígonos industriales y el bullicio urbano, para recuperar los caminos y senderos por monte, entre prados, caseríos y bosques. ¡Qué diferencia con las dos jornadas anteriores!
Etapa 4: Beasain - Zegama | Al Loro
Hoy disponemos de servicios de restauración en todas las localidades por donde pasamos. | |
Si bien la etapa es breve, no existe posibilidad de alargarla (antes había un refugio de montaña cerca del túnel de San Adrián, pero cerró en 2010). La opción de doblar etapa hasta Zalduondo o Salvatierra sería toda una locura… excepto para algún emulador de Kilian Jornet. | |
El paisaje entre Beasain e Idiazabal es bellísimo, con vistas a la sierra de Aralar y el inconfundible monte Txindoki, el Cervino vasco. En el tramo final tendremos como telón de fondo la sierra de Aizkorri, donde destacan los picos Aitxuri (con 1.548 m de altitud), Aizkorri (1.542 m) y Aratz (1.442 m); mañana la atravesaremos, de forma casi mágica, gracias a un túnel natural que existe entre estas dos últimas cumbres. | |
En el descenso hacia Idiazabal, unos 100 metros después de la ermita de Gurutzeta, debemos dejar la pista hormigonada y tomar a mano izquierda un sendero herboso: es la calzada medieval de Uzkanga, en fuerte bajada. Los ciclistas pueden seguir por la pista, sin pérdida posible, opción recomendable también en caso de lluvia. | |
Durante el último tercio de la etapa, desde la salida de Segura hasta Zegama, la ruta discurre por un agradable bidegorri: avanzamos de nuevo junto al río Oria, nuestro compañero de viaje en estas últimas jornadas. | |
La localidad da nombre al queso más genuino del País Vasco, elaborado con leche de oveja de las variedades latxa y carranzana; cada año, durante el primer fin de semana de mayo, se celebra una feria dedicada a este manjar. El pueblo cuenta con un museo - Centro de Interpretación con visitas guiadas y cata de quesos de la comarca, que pueden adquirirse allí mismo. | |
El portal de Zerain, por el cual pasa nuestro camino, es el mejor conservado de las cinco entradas con que contaba la antigua villa amurallada; esta fue fundada en 1256 (junto con Tolosa y Ordizia) por decisión de Alfonso X el Sabio, rey de Castilla, al objeto de proteger la ruta comercial entre la meseta y los puertos del Cantábrico, donde la lana castellana era embarcada hacia Flandes. | |
Cerca de la oficina de turismo tenemos el museo Erraztiolatza (de propiedad privada), con herramientas y objetos de la vida cotidiana, vestidos tradicionales, maquetas, huesos de animales e incluso fósiles de amonites, un molusco marino que vivió durante el Cretácico, hace más de 100 millones de años, cuando buena parte de Europa se hallaba bajo las aguas. | |
No dejéis de visitar en la calle Mayor el obrador y venta de pan Beheko Okindegia, negocio regentado por la misma familia desde hace cinco generaciones; allí podréis saludar a Iñaki Telleria, siempre amable con los peregrinos, quien os enseñará el horno antiguo y el moderno, que data de la década de 1920 y sigue funcionando como el primer día. | |
En 2022 se inauguró el magnífico albergue de peregrinos, en un edificio aislado construido 100% en madera, siguiendo los estándares Passiv House de alta eficiencia energética. Se halla en la parte alta del pueblo, a la cual se accede mediante un ascensor panorámico y una pasarela. | |
En el antiguo caserío Anduetza (donde se halla la oficina de turismo, a pocos metros del albergue) se ha habilitado el Centro de Interpretación Aizkorriko Ataria, del Parque Natural Aizkorri-Aratz, con un fantástico museo dedicado a la madera que incluye una xiloteca, colección o biblioteca con cientos de tablillas de madera procedentes de árboles de todo el mundo. | |
En este pueblo, al pie de la sierra de Aizkorri, se celebra cada mes de mayo la famosa maratón de montaña conocida como Zegama-Aizkorri, carrera puntuable para la copa del mundo de la especialidad. | |
La iglesia parroquial está dedicada a San Martín de Tours, el santo medieval por antonomasia. Su interior acoge el mausoleo del general Tomás de Zumalacárregui (1788-1835), militar carlista fallecido en Zegama, así como un bello retablo renacentista obra del escultor García Berastegi, discípulo de Gregorio Fernández. |