En recuerdo de las peregrinaciones por mar nos dirigimos al puerto. Desde él tomamos como referente la torre barroca de la iglesia para encaminarnos a ella por la plazuela da Porta da Vila y la Rúa do Descanso. Todo el itinerario urbano está señalizado en el suelo con vieiras de metal dorado.
La iglesia de San Pedro, que fue colegiata, constituye un lugar de obligada visita para un peregrino, que aquí puede conseguir la credencial. Desde su atrio, por la rúas das Laxes (escalera) e Infantes, desembocamos en O Curro da Praza, espacio peatonal presidido por el Ayuntamiento.
En vez de seguir por el borde marítimo, que también sería posible, lo hacemos por la sinuosa Rúa Real, que concluye en la Praza de Galicia (mercado). Aquí, todavía por el casco antiguo, tomamos la Rúa de Axesta hasta la Av. de Bos Aires, luego da Porteliña (AC-550). Poco después nos desviamos hasta el santuario de la Virxe do Camiño, donde estuvo el lazareto.