No parecía el mejor momento para irse al Camino. Me encontraba inmersa en una gripe de las que dejan postrado, mi compañera y amiga de los dos últimos, en esta escapada caminera estaba igualmente con la gripe aunque casi a punto de sacársela de encima, todavía con los pañuelos en la mano. Pero las ganas de andar saliendo de Santiago hacia el mar de la costa da Morte era más fuerte que todos los inconvenientes que se nos planteaban. Descartamos andar Ourense hasta Santiago pues el llegar a ver el mar fue lo más apetecible para ambas y los pronósticos del tiempo en una semana que parecía de lo más amenazante, resultaban algo más favorables que saliendo de Ourense.