Los albergues, ¿cabeza de turco?

Algunos, inoculados en su ADN del virus cainita, están afilando los cuchillos, y moviendo sus hilos a través de todos los canales posibles para posicionarse el día después, cuando la pandemia remita y se reactive el turismo. Es sabido que con motivo de coyunturas desfavorables, sean guerras o crisis económicas, hay quien, carente de escrúpulos y aprovechando el río revuelto, maniobra para obtener beneficios, laminar a la competencia o ajustar cuentas pendientes. Precisamente de algo de todo esto va la historia que vamos a contar.

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Albergue de peregrinos de Tapia de Casariego
Albergue de peregrinos de Tapia de Casariego

La pregunta del título es clara al respecto, y la vamos a concretar más: ¿Existen movimientos, encauzados a través de una estrategia, para propagar la sospecha sobre los albergues del Camino de Santiago una vez que podamos volver a peregrinar? Nosotros creemos que sí, y vamos a intentar explicarnos.

Por internet ya andan circulando algunos tutoriales, desde el galimatías emanado de la dispersión competencial autonómica en el ámbito del turismo, que describen el nuevo marco al que nos vamos a enfrentar. Se habla, entre otras cosas, de extremar las medidas de higiene, lógico, pero también de una importante reducción en la capacidad de acogida de los alojamientos, al igual que se ha hecho en los medios de transporte, para mantener la distancia de seguridad. En determinados casos ya se ha hecho un cálculo: habrá que limitar el aforo a un 30% del actualmente disponible.

A la vez que se habla de generalidades, se están cargando las tintas sobre algunas tipologías de alojamiento, entre ellas nuestros queridos albergues, que, como herederos de los hospitales de peregrinos del pasado, constituyen una parte esencial en la forma de concebir y hacer el Camino.

Hay quien ya se está frotando las manos ante un escenario en el que parte de la competencia, la que no consiga adaptarse a las nuevas exigencias, proceso que además no va a salir gratis, podrá ser eliminada. Ya se sabe que en tiempos difíciles hay quienes procuran una salida común, todos a una como Fuenteovejuna, del hoyo, pero que otros anhelan, únicamente, la salvación individual: ande yo caliente, y a los demás que los parta un rayo, que no rima pero es rotundo.

Pues bien, creemos que no de forma ingenua, sino premeditada, se está focalizando el riesgo del futuro peregrino en los dormitorios colectivos de los albergues, descritos como focos de infección garantizados, modelos de una forma de viajar periclitada, sin calidad, sin higiene, destinados a desaparecer, poco menos que ratoneras inmundas.

Sin embargo, cuando se habla de espacios compartidos siempre nos da la risa, porque en realidad todos los espacios de un albergue lo son: aseos, cocinas, comedores, salones, terrazas y jardines si los hay… Y, por supuesto, a no ser las habitaciones, también los espacios se comparten en los restantes modelos de alojamiento: recepción, pasillos, ascensores, salones, comedores, saunas, jacuzzis, piscinas, jardines, bares, restaurantes, terrazas chill out…, tanto en los de menor como en los de mayor categoría.

Y queremos hacer un inciso, porque en los alojamientos de mayor categoría, aunque uno se aloje en una suite principesca con lámparas de cristal de Murano, no estará libre de riesgos, porque será difícil que la limpieza y la desinfección puedan llegar cada día, y en cada momento, hasta el último rincón, con el agravante de que en un hotel grande trabaja mucho más personal, y hay muchos más huéspedes, y ¿quién garantiza que todos y cada uno de ellos no están infectados y te pueden transmitir el coronavirus?

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Albergue de peregrinos de Fuenterroble de Salvatierra
Albergue de peregrinos de Fuenterroble de Salvatierra

Así pues, menos cuentos chinos, porque el tiro puede salirle por la culata a algunos de los que ponen bajo sospecha reiteradamente a los albergues: el que esté limpio, pero totalmente limpio, no vale que creo estarlo un poquito más que tú, que tire la primera piedra. Al respecto es sabido que los chinches, por citar otra plaga bastante más inocua, ha afectado tanto a albergues como a hoteles de la mayor categoría y precio, y no citamos casos conocidos, en su día por cierto ocultados, para evitar querellas (mientras que algunos de estos hoteles permanecieron activos, a los albergues los obligaron a fumigar y cerrar tres días).

Los únicos que podrán salir mejor parados de esta crisis son los apartamentos, porque en ellos no habrá que compartir espacio con otros huéspedes, pero aún así tampoco está garantizada la desinfección total cada vez que cambien de inquilino, sobre todo si se alquilan en el corto plazo, día a día, en la dinámica habitual del Camino.

En el sector de los albergues tampoco existe unanimidad, pues entre los privados algunos han visto también la oportunidad de deshacerse de la competencia más próxima y ahora incómoda, o sea, de los albergues públicos o de la Iglesia, aquellos en los que desarrollan su trabajo los hospitaleros voluntarios, y por supuesto de aquellos, reducto del idealismo, en los que aún se mantiene el sistema de donativo. En el pasado han sido calificados de «irregulares», en algunas autonomías se encuentran situados en un limbo al margen del marco legislativo turístico, y no ha faltado quien los haya acusado de «no profesionales», y por lo tanto sin garantías para la prestación de servicios y la adopción de medidas eficaces de control; en resumen y por lo que ahora toca, potenciales focos de contagio.

Para afirmar lo anterior habría que presentar antes un detallado estudio sobre la realidad de los albergues públicos y privados (estructura, plazas, distribución, servicios dispensados), y saber si realmente es mayor el riesgo en unos que en otros, porque conocemos albergues con ánimo de lucro en los cuales, por su modelo de negocio, el hacinamiento es notorio. Pero esta es una vieja manía persecutoria que tiene algo de freudiana: matar al padre, a quien ha traído a los peregrinos y ha permitido que otros, más tarde, ganen dinero; y acabar con los que abren en invierno, cuando por no haber rentabilidad cierran la mayoría de privados; aniquilar, en suma, a los que volverán, con toda seguridad, a ofrecer su acogida a los pocos peregrinos que se aventuren a hacer el Camino en 2020. Mucho cuidado con quebrar el statu quo, todo podría saltar por los aires y el Camino de Santiago perder lo poco que aún le queda de «autenticidad» y valores humanos.

No vamos a negar que cierto tipo de albergue de dormitorios colectivos multitudinarios tiene los días contados, pero no tanto por el coronavirus, un mero acelerador, sino por una tendencia ya en marcha desde hace tiempo. Porque una cosa es la disposición a compartir un espacio con otros compañeros de viaje, sea por hacernos partícipes del espíritu austero del Camino, sea para ahorrar, que de todo hay, y otra muy distinta meterse en ciertos albergues-trampa con docenas de literas apiñadas, que no ofrecen mucha seguridad en el caso, por ejemplo, de que fuese necesaria una evacuación urgente.

Nuestra conclusión es clara: convertir a los albergues en cabeza de turco de un posible riesgo de contagio es algo completamente simplón, injusto y me atrevería a escribir que perverso. Ni desinfectando a diario, ni tomando todas las precauciones con el personal o los hospitaleros, ni reduciendo la capacidad de los espacios, ni poniendo jabón desinfectante y mascarillas por doquier, se podrá garantizar al 100%, en ningún tipo de alojamiento, la inmunidad.

Es de prever que una evolución positiva de la pandemia no nos obligue, como se ha hecho en algunas UCI, el tener que decidir a quién salvamos, o a quién no, entre la variopinta oferta de alojamientos. Sin embargo nos atrevemos a pronosticar la toma de medidas precipitadas por parte de las administraciones turísticas, presionadas por ciertos intereses y tan solo para quedar bien ante la opinión pública, por supuesto con el asesoramiento de esos expertos de la nada, pues muy poco o nada se sabe sobre lo que nunca había sucedido antes, que tanto proliferan.

Por lo tanto, los que se están frotando las manos mejor que se las sigan lavando con jabón, por ahora es lo más conveniente.

Periodista especializado en el Camino de Santiago e historiador

Comentarios
Fernando Cristó...
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Fuenterrobles, Qué recuerdos! Puro espíritu samaritano! Si no es esto la esencia misma del camino, que venga Santiago y dicte sentencia...
Jaor
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Ante esta situación que estamos padeciendo y hasta que no se consiga la vacuna que permita erradicar el maligno virus, los alojamientos del camino y albergues para obtener la seguridad de los peregrinos tendrán que adaptar la normativa a las instrucciones que dicten las autoridades sanitarias que pueden ser muy complejas y exhaustivas por lo que es posible que el peregrino a tenor de estas circunstancias tendrá que solucionar su reposo para conciliar su descanso de alguna forma. Lo que se me ocurre es la tienda de campaña o al raso como medida alternativa o buscando algún lugar que esté a cobijo, hasta que los lugares de alojamiento se adapten a las normativas que dicten. El camino sigue ahí, cambian de momento las circunstancias.
Anónimo
Imagen de Anónimo
Si ponen demasiadas dificultades a los albergues públicos y parroquiales, hasta el punto de provocar su cierre, o de volverlos irreconocibles, para mí el Camino habrá perdido mucho de su sentido.
jorch
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Creo que se nos olvida que los albergues públicos pertenecen a la administración, y si algún albergue puede salvarse del desastre adaptándose a lo que las autoridades ordenen para la reapertura, pienso que serán los públicos en gran medida, algunos privados a los que les pueda compensar la adaptación y por último los pertenecientes a la iglesia, que desgraciadamente no me imagino cómo harán frente a las medidas que se avecinan. En cualquier caso no olvidemos que es la Xunta (por lo menos en Galicia) la que mueve su infraestructura para que el camino funcione, y no creo que vaya a dejar de ser así. Ahora bien, las cosas van a cambiar y supongo que tendremos que adaptarnos y hacer el camino nuestro una vez mas, sino se perderá para siempre. Ultreia!
Fernando Cristó...
Imagen de Fernando Cristóbal Otxandio
El ambiente fraternal que generan albergues parroquiales como Grañón o Fuenterrobles es el pálpito mismo del Camino. Hace tres años Rebekah Scott hizo una "profecía" sobre el futuro de esta peregrinación cuando "pasase de moda" internacionalmente, y centró su esperanza e ilusión en el espíritu de hospitalidad que aflora sobre todo en estos albergues de donativo. Me consta que es esa "mesa compartida" lo que enamora a miles de peregrinos, lo que les hace pensar que otro mundo es posible y lo que los lleva a petar los cursillos de hospitaleros que se imparten en Canadá, Australia, Alemania o Argentina. "La piedra rechazada por los constructores se convertirá en piedra angular"...
Indi
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Pero hasta tanto se vuelva a convertir en piedra angular sufrirán las consecuencias de las decisiones de las autoridades turísticas: precipitadas, interesadas y politizadas, como pronostica Pombo. Esperemos que hasta la llegada de ese día, que, optimistamente, veo más próximo que lejano, puedan de una u otra manera sobrevivir. A veces olvidamos que el Camino lo hacen los peregrinos. Si, como es de prever, seremos muy pocos quienes este año lo recorramos, también seremos nosotros quienes en última instancia decidiremos dónde y cómo, dentro de la oferta disponible, querremos descansar, comer y compartir. Podemos mostrar el camino a seguir, colaborar con quien contra viento y marea luche por preservar el espíritu del camino; poco más podremos hacer. Negocio habrá poco a corto plazo pero, al menos, que lo haga quien más lo merezca.
Klemens
Imagen de Klemens
Queda la esperanza de que sean sobre todo los albergues parroquiales que puedan sobrevivir, justamente porque no tienen como objetivo la optimización de ingresos. Entiendo que es un tiempo duro para todo tipo de albergue, y siento también las pérdidas que sufren los negocios privados. Pero el cierre o la desaparición de los albergues parroquiales sería una pérdida tan catastrófica para el camino que simplemente no puede ser.
José de la Riera
Imagen de José de la Riera
"Matar al padre". Exacto, caro cuate. Sin el sacrificio y el entusiasmo de tantos dando hospitalidad de mano tendida, ni hoy habría Camino tal como lo conocemos ni mucho menos tantos se estarían lucrando.
Antonio Puente Mateo
Imagen de Antonio Puente Mateo
Sabias reflexiones ..¡ Gracias Anton Estimado Amigo ¡ Soy partidario de Esperar , pues nadie nos da garantía, nos ofrecen ayuda, ni se interesa por nosotros, nos jugamos mucho, solo faltaba para esos que se frotan las manos que nos hicieran responsables o generadores de algún rebrote. ¡ no tengo miedo pero quisiera ser sensato ¡. ¡ Gracias Anton desde Tuy no nos vemos te mando un abrazo virtual desde Zafra..¡
Marco Guima
Imagen de Marco Guima
Estimado Anton, Te cuento que soy un admirador invisible de tu trabajo y vengo haciendo caminos desde 2003 cuando me parece que aun no habia gronze.com. Muy pocas veces dejé comentarios por razones de laburo y tiempo. Tal vez tambien por caracteristica personal de no ser muy aficcionado por las retes sociales. Hoy dia estoy rescatando lo que siento ser importante en la vida. Uno de ellos es leer tus articulos, que son un a aprendizado valido no solo para los caminos sino para la vida en si misma. Muy bien hechos, profundos y eticamente verdaderos. Se nota que te dedicas te total por tu mision en este planeta azul. Te felicito! Marco desde sur de Brasil.