El Camino de Santiago: 150 preguntas reales y una duda existencial

Oliva es peregrino veterano y guía profesional en el Camino de Santiago, experimentado en acompañar grupos. Licenciado en periodismo, es escritor especializado en literatura de viajes e historia, y cuenta con varios títulos publicados. En la obra que reseñamos, ambas facetas van de la mano, tanto por la clara exposición de las respuestas como por la oportuna selección de las preguntas. Cuestiones que abarcan desde las imprescindibles «¿Cuántos caminos hay?» o «¿Qué mochila debo llevar?» hasta las inevitables «¿Hay Internet en el Camino?» o «¿Por qué tengo que centrar mi vista en Sarria si solo dispongo de una semana?», junto con otras de índoles muy dispares, pero igual de reales: «¿Hay alguna razón para no hacer el camino sola si soy mujer?»; «¿Por qué llueve tanto en Galicia?»; «¿Cuántas calorías voy a quemar al día?». Incluso: «¿Es cierto que en el camino se liga mucho?». Las hay para todas las dudas (y gustos).

El libro se estructura en cinco partes, enmarcadas ―a modo de introducción y desenlace― en un gran interrogante que el autor nos anima a plantearnos como peregrinos y como caminantes. De las dos primeras («Preguntas para decidirse» y «Preguntas prácticas») se desprende el carácter pragmático del libro, con un discurso directo y sencillo. La tercera («Preguntas de historia») aporta un contexto básico al futuro peregrino, debidamente justificado: ante la pregunta ―también real― «¿Por qué tengo que saber historia del camino si no me interesa la historia?», Oliva reivindica «la necesaria actitud de humildad del peregrino», que ineludiblemente pasa ―en nuestras palabras― por dejar de mirarnos el ombligo y de desconectarnos de la humanidad, en todas sus acepciones.

Si las tres primeras partes sirven para ponernos «en situación», la cuarta y la quinta nos trasladan «a pie de camino» con información de lo más variada, fiel reflejo de todo lo que el Camino abarca. Entre las «Preguntas curiosas» las hay de astronomía, gastronomía, geografía, etimología y hasta biología, entre muchas otras; «Buen camino», para terminar, recorre el Camino Francés mediante los hitos y ritos fundamentales que el peregrino «no se puede perder». Finalmente, se apuntan diversas hipótesis sobre el interrogante inicial o «misterio por resolver»; sin desvelarlo, aplaudimos la voluntad de invitarnos, de nuevo, a ir más allá como humanos para podernos trascender.

Pero hay algo más. No nos referimos a preguntas reales por casualidad. Nos encontramos, en definitiva, ante la «foto escrita» de una verdad: la realidad peregrina en la actualidad. Nos guste o no, es la que es. De ahí que este libro, además de respuestas, nos brinde una fuente de información esencial: ¿qué se preguntan muchos peregrinos y qué dice eso del devenir del Camino… y de nuestra sociedad? ¿Qué damos por supuesto? ¿Qué tememos? ¿Con qué creencias de base partimos que quizá nos sea útil transformar, para la vida en general? ¿Qué cosas ―materiales y abstractas― valoramos más? Y la de matrícula: a lo largo de mi camino, ¿qué respuestas estoy dispuesto a escuchar? Las conclusiones darían para otro libro, el de cada peregrino. Y ese, esperamos, está por andar.