Historia del Camino Portugués

Desde el siglo IV toda Gallaecia había quedado englobada dentro de la diócesis de Braga, prueba de la ancestral relación entre Galicia y el futuro territorio portugués. Dicha sumisión al obispo de Braga finalizó cuando la diócesis de Compostela alcanzó el rango arzobispal en el año 1120, fruto de una arriesgada jugada política del obispo Gelmírez, el mismo que en 1102 había perpetrado el robo de reliquias de santos de la sede bracarense, acción conocida como Pio Latrocinio.

En las décadas posteriores al descubrimiento entre los años 820-830 de la tumba del Apóstol, se inician las peregrinaciones a Compostela. Ya en estos siglos iniciales muchas localidades de las regiones del norte de Portugal construyeron iglesias bajo la advocación a Santiago. En el año 997 el caudillo al-Mansur (Almanzor) utilizó los caminos y calzadas de Portugal para avanzar rápidamente en su razzia hasta Compostela, y para acto seguido trasladar las campanas de la ciudad hacia Córdoba. Debemos recordar que hasta el año 1139 toda la zona al norte del río Duero pertenecía al reino de León, que incluía también Asturias y Galicia, mientras que las regiones del sur estaban bajo dominio árabe.

Una vez proclamada en 1139 la independencia por Afonso Henriques, primer rey de Portugal, sería él mismo quien arrebataría Lisboa a los árabes en el año 1147, aprovechando la colaboración de una gran flota de cruzados flamencos, bretones e ingleses que iba de camino hacia el Mediterráneo y Tierra Santa para participar en la Segunda Cruzada. A pesar de la importancia creciente de Lisboa, hasta 1255 la capital del reino se mantuvo en Coimbra, una ciudad bellísima que atravesaremos en este camino y que no podemos dejar de visitar.

A partir del siglo XII las peregrinaciones hacia Compostela se convirtieron en un fenómeno de masas, y Portugal no fue ajeno a ello. Bien al contrario, se generalizaron en todo el país las iglesias dedicadas al Santo, convertido de hecho en patrón de Portugal hasta el siglo XIV, cuando fue sustituido por San Jorge a raíz de las continuas guerras contra Castilla y la alianza con Inglaterra, pues ya no resultaba creíble que un mismo santo protegiese en las batallas a los dos ejércitos enemigos.

Entre los personajes históricos que acudieron a Compostela utilizando el Camino Portugués tenemos a los fundadores del Condado Portucalense, Enrique de Borgoña y Teresa de León (1097); monarcas como Afonso II (1220), Sancho II (1243), la Rainha Santa doña Isabel de Aragón (1325) o Manuel I (1502); nobles como Leo de Rosmithal (1466) y Cosme III de Médicis (1669), así como cronistas como Jerónimo Münzer (1495), Claude Bronseval (1532), Giovanni Bautista Confalonieri (1594) o Nicola Albani (1745).

A partir del siglo XVIII se inició un importante declive de las peregrinaciones jacobeas desde Europa, que se confirmaría tras la Revolución Francesa y las desamortizaciones liberales del siglo XIX. A pesar de ser tiempos de crisis, en el norte de Portugal se mantuvo el tradicional culto a Santiago, que sólo decaería tras las apariciones de Fátima en 1917 y la construcción de su santuario nacional, aupado como meta de peregrinación dentro del territorio luso.