El Camino Francés desde Roncesvalles, 2004
Experiencia única, digna de ser hecha al menos una vez en la vida. Treinta días de caminar por España, por la Edad Media y por dentro de mi propia cabeza. Ser parte de una actividad milenaria y oportunidad de desprenderme de todo lo superfluo.
Como cosa divertida: No esperaba que hacer el Camino descalzo me convirtiese en la "novedad del año", yo suponía que era poco usual, pero no TAN inusual. Los reportajes en los diarios me transformaron de rareza en celebridad :-)
Algo a destacar: la notable sorpresa que representa encontrase con la "Fuente de Irache" ¡Qué buen vino!
Sólo en un tramo barroso antes de llegar a Estella, y otro entre Ventosa y Nájera, sobre todo en las pendientes en bajada, ya que los talones tienen poco agarre, pero bajando en retroceso lograba tracción con los dedos de los pies y apoyo en el bastón.
Buena señalización; sólo me perdí cuando intenté caminar durante la noche, ahí descubrí que a la luz de luna las flechas amarillas no se ven :-)
Yo me conformaba con un lugar donde estirar los huesos, andaba tan contento que la calidad del albergue me importaba un rábano. Lo único negativo fue una hospitalera que estaba más que medio loca.
Que vayan solos, es la mejor manera de conocer muchas amistades. Que lleven un bastón y que la mochila no pese más de ocho kilos. Que partan sin expectativas, sin esperar cosa alguna; haciendo el vacío en mí puedo dejar entrar todo lo que haya.
Ah, si alguien quiere hacerlo descalzo, que entrene previamente para que la musculatura de la planta esté desarrollada; este "acolchado" es importante ya que hay algunas superficies harto ásperas. Algo bueno de no usar calzado es que se evitan las ampollas.