En Camino Francés en bicicleta desde Roncesvalles, 2012
La experiencia no puede ser más positiva y reconfortante. Cada tramo, cada pueblo, cada albergue y cada peregrino con el que hablas quedan para siempre en tu memoria. Lo he hecho dos veces y ya estoy planeando la tercera, en esta nueva ocasión el del Norte.
Quizás en algún momento de lluvia o fuerte viento se puede tener un bajón, pero nada que no sea superable con el espíritu de sacrificio con el que se inicia el Camino.
El Camino Francés no ofrece ningún tipo de problema en ningún momento. Quizás a la salida de las grandes ciudades (Burgos, León) haya un poco de incertidumbre, pero poco.
La red de albergues es muy numerosa y no suele haber problema en encontrar plaza, bien sea en los municipales o en los privados. Me quedo con el trato exquisito de la joven pareja que regenta el albergue "La Piedra" en Vilafranca del Bierzo y el encanto especial del Pilar en Rabanal del Camino.
Que por nada del mundo se pierdan esta experiencia. No hay ningún obstáculo o reto que te ponga el Camino que no se pueda superar y a lo largo del itinerario se ven múltiples ejemplos de ello.