Desde el centro de Caminha nos acercamos al embarcadero, donde tomaremos la barca-taxi que cruza el río Miño hacia Galicia (ver Al Loro).
Etapa 6V: Caminha - Porto Mougás | Recorrido
0,0 | |
0,7 km | |
0,7 | |
3,6 km | Nada más salir del puerto caminaremos unos metros hacia la izquierda, pasando frente al edificio del antiguo colegio-internado de jesuitas, que durante la Guerra Civil albergó un campo de concentración de infausta memoria. Tomamos la primera calle en subida y vamos siguiendo las flechas, que nos llevarán a rodear por la derecha el monte de Santa Trega –Santa Tecla–. Nota: Aunque el camino no pase por allí, debemos saber que en lo alto del monte Santa Trega se ha excavado un gran castro galaico-romano; quien lo desee puede subir a visitar el yacimiento arqueológico y el museo, aunque el recorrido resulta bastante duro por los 341 metros de desnivel. Si el día es claro, las vistas desde la cima sobre el estuario del Miño y sobre las costas portuguesa y gallega son espectaculares. Bicicletas: Desde el embarcadero del ferry los ciclistas deberán seguir de frente y en ascenso por la carretera PO-355 hacia A Guarda, siempre con precaución pues no hay carril bici. Después de la primera subida, los que van caminando llegarán a la carretera de Camposancos; a 20 metros a la izquierda se inicia una nueva subidita, junto a una parada de bus y un transformador. Tras un zigzag por las casas del barrio de Saa pasamos a un camino de tierra por el monte que desemboca en la carretera PO-355, frente a un campo de fútbol, ya a la entrada de A Guarda. Seguimos la acera de la carretera, después la Rúa Rosalía de Castro y finalmente la Rúa Galicia hacia el centro de A Guarda. Nos adentramos en él por las rúas Vicente Sobrino y Joaquín Alonso, alcanzando la Praza do Reló (ayuntamiento y oficina de turismo). De ella se pasa a la inmediata iglesia parroquial de Santa María. |
4,3 | |
7,0 km | El Camino sigue por las rúas de San Bernardo (desvío señalizado al albergue municipal) y da Guía, que se convierte en plaza ante la capilla de la Virgen de la Guía. Por la Rúa Baixada á Praia, tal como su nombre indica, llegamos a las playas de Fedorento y de Area Grande, ya al final del pueblo. En la primera, por cierto, además de un gran lavadero de piedra vemos una curiosa escultura de Santiago Apóstol, representado sedente sobre un trono con forma de vieiras. Bicicletas: A partir de aquí el camino se complica para las bicis, por lo cual lo mejor será que los ciclistas asciendan por la rampa de asfalto que hay desde la playa de Area Grande hasta la carretera PO-552, donde encontrarán un mirador y un carril bici que seguirán, en paralelo a la carretera y por toda la costa, hasta Baiona. Esta opción también sería una alternativa prudente para los caminantes en días de temporal extremo, sólo en el caso –muy poco habitual– de que las olas llegasen al camino que va junto a las rocas. Al final del aparcamiento de la playa comienza el tramo más agreste de la etapa, durante el cual avanzaremos por un camino casi al nivel del mar y entre las rocas de la costa. Se trata de una parte de la Ruta de las Cetarias, recorrido habilitado para conocer estos viveros naturales utilizados antaño para conservar langostas, bogavantes, bueyes de mar y centollas; eran estructuras pétreas construidas al abrigo de las rocas, donde rompen las olas, aprovechando las mareas para renovar constantemente el agua, al objeto de mantener vivos los preciados crustáceos durante semanas. Al cabo de 1,1 km, justo ante la cetaria Redonda, las flechas nos llevan en fuerte subida para girar –antes de llegar a la carretera– por un sendero a la izquierda; éste se convierte en una agradable pista de tierra a través de zonas de campos y bosquecillos de pinos o eucaliptos. Finalmente el camino vuelve a ascender a la carretera PO-552. 3,8 Carretera PO-552. Seguiremos por su carril peatonal y de bicicletas, en el que no se puede superar la velocidad de 20 km/h (por eso muchos ciclistas van por la carretera), durante 1,9 km, siempre con precaución pues es muy utilizado por ciclistas (tanto locales como bicigrinos). Pasamos el mirador de Punta Bazar y, justo al entrar en el término municipal de O Rosal, las flechas nos devuelven a la izquierda por un tramo de camino muy bonito, en paralelo a la carretera. Por éste llegamos a las casas de Portecelo, pequeña localidad donde en temporada abre un chiringuito. 3,2 Portecelo. |
11,3 | |
5,8 km | Seguimos durante 2 km por la antigua Estrada Real, volviendo después al carril bici de la carretera, lo cual se repite en dos ocasiones. Finalmente lo dejaremos tomando una pista asfaltada en bajada que lleva a la ermita de San Sebastián, ya en el término municipal de Oia, siempre abierta para que los peregrinos sellemos y dejemos nuestros petitorios o agradecimientos junto a una pequeña imagen de Santiago. Como curiosidad, en la finca inmediata a la capilla ha sido colocado un enorme Buda dorado (¿competidor del santo?). En 800 metros entraremos en el barrio del Arrabal, con casas de piedra y tres bares (dos de ellos con atractivos restaurantes); pasamos ante el cruceiro da Centinela, del año 1764 y con una curiosa inscripción, buen mirador sobre el embarcadero, el pequeño arenal y el monasterio de Oia. Monasterio cisterciense de Santa María (siglo XII), único de dicha orden construido frente al mar, en un emplazamiento espectacular y muy fotogénico (ver Al Loro). |
17,1 | |
3,6 km | Descendemos por la rampa empedrada entre el arenal y el malecón del monasterio, tras lo cual giramos a mano izquierda para seguir una pista de tierra que discurre entre muretes de piedra seca; disfrutaremos de un tramo de paisaje muy entretenido, con vistas de los prados y campos de cultivo que se extienden hasta el borde del océano, de cuyo viento salitroso se protegen con barreras de juncos. A la altura de Punta Orelluda volvemos a la carretera y a su carril bici. Al cabo de 700 metros pasamos ante el hotel Glasgow. |
20,7 | |
2,8 km | Sólo 250 metros después del hotel Glasgow, tras superar una gasolinera, debemos cruzar la carretera por un paso de peatones y tomaremos una calle asfaltada en subida; ahora el camino va a una cota más alta, con buenas vistas, por una zona con casitas y huertos. Seguimos las indicaciones de las flechas, a lo largo de una ruta que, como ya podíamos imaginar, está pensada para evitarnos un tramo de 1,8 km de la peligrosa PO-552, en el que no existe –por ahora– ni carril bici ni otra alternativa más que la señalizada; aunque suponga un pequeño rodeo, es sin duda mucho más seguro y agradable que caminar por el arcén junto a los coches y camiones. Como gran aliciente, en este tramo se ha dispuesto una instalación que los peregrinos valoramos mucho. Se trata de un amontonamiento de cantos o bolos marinos, al modo de los clásicos humilladeros, nacido alrededor del punto km 143,480 y con sus piedras pintadas con numerosos motivos, entre ellos los jacobeos, por una artista local. El montículo se va transformando por las aportaciones de los que por aquí transitan. Finalmente bajamos de nuevo a la carretera, que atravesamos con cuidado por el paso de peatones; la seguimos apenas unos metros por el carril bici y torcemos a la izquierda por una pista de tierra. Pronto llegamos ante una playa de cantos rodados y la desembocadura del río Mougás, que cruzaremos gracias a un puentecillo metálico de color azul. Tras superarlo giramos a la izquierda y entramos en el pequeño núcleo de Porto Mougás, con casas en primera línea de la costa. Porto Mougás. En el albergue privado Aguncheiro, todo un referente del Camino Portugués de la Costa, nos sellarán la credencial y pueden indicarnos lugares interesantes que visitar, como el castro de A Cabeciña y su conjunto de petroglifos, las pozas del río o dónde ver caballos salvajes; además, si el hambre acucia, al lado disponemos de un bar-restaurante. Los que decidan alargar la jornada tienen más adelante dos campings, uno a 1,8 km y otro a 4,2 km. |
23,5 |