Camino de Santiago sine die
La expresión latina refleja bien la incertidumbre en la que nos encontramos sumidos. Nadie puede vislumbrar, a día de hoy y a ciencia cierta, cuándo, ni de qué manera, se van a reactivar la actividad económica y la vida social.
Cuando publicamos en Gronze, hace cinco semanas, un artículo sumamente cauto sobre cómo podría afectar el coronavirus el Camino de Santiago, hubo reacciones viscerales, y muchos nos calificaron de alarmistas, cenizos, apocalípticos…; por desgracia nos quedamos cortos, muy alejados de la realidad, porque la evolución de esta crisis ha sido mucho peor de lo esperado.
Hoy, a través de una nueva incursión en el monotema, preferimos dar la palabra a quienes estáis en primera línea del Camino, representantes de las asociaciones jacobeas, propietarios de negocios que prestáis servicios a los peregrinos y, por supuesto, peregrinos. ¿Qué creéis que va a suceder? ¿Se recuperará pronto el flujo de peregrinos en todas las rutas?, ¿tardarán más en llegar los extranjeros?, ¿habrá cambios sustanciales en la forma de peregrinar?, ¿negocios que no podrán resistir el parón y tendrán que cerrar?, ¿y el año santo?
Sabemos que se trata de un ejercicio sin seguridades ni respuestas fehacientes, a través de una densa niebla como la que a veces dificulta el ascenso a Lepoeder, O Cebreiro, El Palo, pero la intuición es algo que nos ha permitido, como especie, superar grandes retos a través de los tiempos, y ese instinto para vislumbrar una salida, y un panorama a medio plazo, es lo que nos interesa documentar.
¿Cómo se va a resentir la peregrinación?, ¿y los negocios del Camino?
Hay quien ve el vaso medio lleno como Roger, presidente de la AACS del Bierzo, y un atisbo de luz al final del túnel ya en mayo, en que los peregrinos podrán ir llegando a cuentagotas, pero será una recuperación progresiva, no de la noche a la mañana, porque el parón se va a alargar más de lo previsto.
Para el presidente de la Red de Albergues del Camino de Santiago, Enrique Valentín, en estos meses vamos a realizar un viaje en el tiempo al pasado próximo, concretamente al año de 1992, por lo que el próximo año santo será como el de 1993, inicio del ciclo de crecimiento imparable. También asume que el proceso de recuperación no va a ser rápido, porque cuando se normalice la situación es de prever que seguirán estando vigentes ciertas limitaciones para evitar la concentración de personas.
Tardará en recobrarse la confianza, por ejemplo, en países como EE.UU., donde suelen extremar las prevenciones, o en Corea; pasará bastante tiempo hasta que estos viajeros regresen a Italia o España.
En cuanto a los albergues, se da por perdido un mes tan bueno como mayo, y el verano es algo más flojo lejos de Galicia. Algunos socios ya se han planteado, incluso, que no van a abrir este año: el que atiende su propio albergue todavía, pero al que tenga personal contratado, si no llega un mínimo de peregrinos, le resultará inviable trabajar.
El presidente de la AACS de Madrid, Jorge Martínez Cava, cree que este año se va a ver muy afectado en su totalidad. Al estar en contacto con otras asociaciones europeas, sabe que ahora para los foráneos Madrid, como lugar de tránsito, es una plaza especialmente complicada. El descenso numérico está asegurado.
La misma sensación afecta a quienes han puesto toda la carne en el asador para sacar adelante un proyecto ambicioso, tal es el caso, del que ya hemos hablado en Gronze, de Patricia y Xavi en Salas, con su hotel, albergue y, desde una semana antes del confinamiento, restaurante. Más allá de las incógnitas, no creen que esto, como muy pronto, se reactive hasta agosto, y sobre todo con un perfil nacional. Muchos de los que tenían plaza para la primavera han manifestado su intención de regresar en otoño. Desde EE.UU. han anulado todas las reservas, pero anuncian que vendrán el año próximo. Más que renuncias, se trata de aplazamientos, y esto es algo positivo. Es de esperar que las compañías aéreas ayuden ofertando promociones. Su petición es: «¡No canceles, aplaza!»
Aún así, opina Xavi, mucha gente va a tener que cerrar, sobre todo quien tenga deudas, salvo, añade Patricia, que la cadena se solidarice para que los pequeños puedan seguir: el Estado, bancos, aseguradoras, proveedores,…
Desde un albergue privado como el Camino Real (Sigüeiro, Camino Inglés), Alicia Carballido, su responsable, que ya había decidido cerrar antes del decreto, nos confiesa que el cese de actividad va a impactar muchísimo. Tras el adiós a las reservas de Semana Santa, mayo y junio, las anulaciones en cascada llegan al verano y al resto del año. Sin embargo, y aquí está el quid de la cuestión, hay que seguir pagando hipoteca, seguridad social, seguros, impuestos, mantenimiento, recogida de basura…, y cumplir con los requisitos de la inspección sanitaria, con la adaptación para prevenir la legionela. La hostelería del Camino, en pocas palabras, «está hundida, y a ver quién y cuándo se atreve a abrir, porque los que luego vengan de fuera pueden suponer un riesgo».
Unai, del albergue de La Piedra (Villafranca del Bierzo), no cree que sea el momento de elaborar previsiones sobre la ruta, ya que este año está perdido, y económicamente supondrá un palo. Ahora lo más importante es la salud, pasar la enfermedad lo mejor posible, y poder ser atendidos. Este año los extranjeros no vendrán, porque muchos países irán todavía a peor con el coronavirus, y acabaremos recibiendo a enfermos de otros países. Otro problema es la segunda oleada que puede llegar en otoño-invierno…
En un momento de tal incertidumbre es complicado hacer cábalas, indica el responsable del Xacobeo, Isaías Calvo, y en verano vamos a depender de lo que ocurra en el resto del mundo, sobre todo en Europa, pero también en EE.UU. Le preocupa, especialmente, la situación de los sectores al borde del Camino, por lo que una vez que pase el tsunami habrá que realizar estudios y análisis, por parte de profesionales, para saber donde tenemos que reforzar. Es preciso conservar el tejido empresarial al borde del Camino, y reconstruir lo que quede dañado.
Juan Carlos Pérez, presidente de la AACS de Astorga y de la FICS, expone que todo se va a resentir, pero la parte social del Camino va a resistir, y aunque pecando de optimismo, cree que por su propio significado va a ser un refugio, y quienes en los años 80 y 90 trabajaron para potenciarlo, lo harán de nuevo, y su trabajo redundará como salvavidas del sector privado.
Peregrino impenitente e incansable, Álvaro Lazaga se reconoce pesimista, porque vive en Benidorm y sabe lo que se cuece en el sector turístico. Además somos uno de los países con más contagios del mundo, y será difícil que nos vean, desde fuera, como un destino apetecible. Habrá miedo de salir de casa y desplazarse a otro país, no vaya a ser que te contagies o te pille otro cierre de fronteras haciendo el Camino. Además, la crisis será tan brutal que no habrá dinero para el ocio, al menos durante unos cuantos años, y cerrarán negocios a punta pala.
Silvina Potenza, de quien reseñamos en Gronze su novela del Camino, ha tenido que postponer desde Argentina su primera peregrinación, porque «a veces ocurren imponderables, que hacen que se vean trastocadas todas tus ideas». Lejos de sentir dolor o rabia, cree que «el Camino es perenne, siempre espera con el corazón abierto a quienes quieran transitarlo, desde hace cientos de año», y por lo tanto esto es solo un «hasta pronto», para que aprendamos a valorar las cosas de otra manera: «nuestra vida, la familia, la naturaleza».
¿Cambiará el modo de peregrinar? ¿Se percibirá este cambio en el próximo año santo?
El presidente de la FICS insiste en el relanzamiento del Camino con un tipo distinto de peregrinos en la fase de recuperación, sin entrar en que sea mejor o peor, «vamos a tener un ejército de peregrinos dispuestos a salir al Camino de nuevo, como una vía de escape para liberarse o dar gracias, para poder estar solos en un espacio abierto».
Tal vez se produzca un renacer del sentido de la peregrinación para cumplir un voto, y este no puede ser otro, en opinión de Roger, que agradecer a Santiago el haber superado la crisis sanitaria, o pedir ante su tumba por los que se han ido. Este puede ser un leit motiv del próximo año santo. En cualquier caso la cautela va a ser la nota dominante, y los procedentes del extranjero redoblarán la prevención.
Para Jorge Martínez Cava puede existir un aspecto positivo de la crisis, porque «a corto plazo seguro que va a cambiar el perfil del peregrino, este año y el próximo. Al mogollón, los números, los millones de turigrinos, les afectará mucho. Puede que esto sea para bien, una limpia, porque los que se plantean el Camino solo como turismo serán los primero que se quitarán de en medio».
Desde el albergue-hotel Sueño (Salas), que ha permanecido abierto este invierno, nos confirman que ya unos días antes de que fuera decretado el cierre de alojamientos sus clientes solicitaban habitaciones privadas, y esta puede ser la tónica en el futuro, pese a que los albergues son los que dan vida al Camino. Los responsables tendrán que aplicar todas las garantías y extremar las medidas de higiene; la profesionalidad y el buen hacer serán premiados.
A propósito del modo de peregrinar, Jean-Claude Benazet, muchas veces peregrino y autor del popular himno Ultreia, desde Francia considera que cuando se levante el confinamiento las cosas no podrán ser iguales: «habrá que tomar precauciones, los albergues que vuelvan a abrir tendrán que desinfectarse por completo, el hacinamiento no tiene futuro». Él tiene pensado volver al Camino en septiembre, y quizá se plantee llevar una tienda de campaña, o utilizar habitaciones privadas con lo que supone de sobrecoste, apuntando que también el sector deberá hacer un esfuerzo para adaptarse a las nuevas necesidades, por ejemplo, ajustando los precios.
Álvaro Lazaga cree que puede ser una buena oportunidad para reforzar la idea de un camino solitario. El también planea hacer el Camino en cuanto pueda, pero se dirigirá a alguno poco concurrido como los del Sureste, la Lana, del Ebro, Mozárabe…, siempre y cuando, es evidente, que sus albergues, por sencillos que sean, estén abiertos. Y cuando llegue a la zona más transitada, pues Santiago siempre será la meta, «buscaré alternativas, por ejemplo, el Camino de Invierno desde Ponferrada».
¿Resistirá mejor el Camino de Santiago que otro tipo de viajes?
Enrique Valentín cree que será necesario un ímprobo esfuerzo de promoción para tranquilizar a los peregrinos, y «no solo por parte de las administraciones, sino de todos los que estamos implicados en el Camino de Santiago». Tendrá que articularse una campaña bien dirigida, que llegue al corazón.
Desde la Rectoral de Romeán, impecable albergue rural que acababa de abrir este mismo año a 1,3 km de Gondar, dos leguas antes de Lugo en el Camino Primitivo, Fátima aporta grandes dosis de optimismo:«la gente entrará en sí misma, a buscar en su interior, y el Camino va a crecer con otra conciencia, y no solo para sellar y obtener la Compostela». Ella confía en su proyecto, en el que la acogida se combina con cursos de yoga, metamórficos, reiki, mandalas…, su sueño es trabajar con los peregrinos, y si bien los inconvenientes económicos están ahí, renaceremos. «En vez de ir cuatro días de viaje, siempre con prisa, al otro extremo del mundo, descubriremos la belleza que tenemos cerca».
Coparticipa de la anterior reflexión Isaías Calvo, porque «esta situación nos va a invitar a todos a la reflexión, a buscar una vida más auténtica, y el Camino promueve la autenticidad, por lo que se convertirá en un destino refugio». Para reforzar esta marca sería importante conseguir un reconocimiento internacional, más allá del ámbito cultural, y coordinarnos con otros países para promocionar la ruta. «Mucha gente que no había hasta ahora pensado en el Camino, se enganchará a él».
Para debatir el futuro inmediato del Camino, Jorge Martínez Cava nos invita a participar en el XII Congreso Internacional de Asociaciones Jacobeas, que organiza la Federación Española este año en Madrid, y que esta misma semana ha tenido que cambiar sus fechas de mayo al otoño. «Será una oportunidad única, como tal foro, para que, superando los matices, todos los que amamos el Camino aprovechemos para debatir la situación aportando propuestas valientes, sensatas y serias».
La peregrinación, insiste Juan Carlos Pérez, resistirá, pero quizá no tanto el corto recorrido. Es una forma de que el agua vuelva a su cauce natural, del que los últimos años se había desbordado.
El Camino vivirá mientras haya devotos de la ruta, y como apunta Silvina Potenza, es preciso mantener con firmeza la ilusión de que en breve podremos ver «los amaneceres más luminosos; el verde de Galicia más verde y el cielo mucho más poblado de estrellas. Y ayudaré a compañeros de Camino y me ayudarán otros y compartiremos cañas, cenas, canciones, abrazos y mochilas. Y todos recorreremos a nuestro ritmo esa ruta elegida, que no será más que nuestra propia ruta de vida, pero lo haremos solidariamente, pensando en el otro y seguros de que cada vez que pronunciemos nuestro saludo, será sincero y desde lo más profundo del corazón… Porque entonces ese día, el día que volvamos a caminar, al cruzarnos con otro, lo miraremos a los ojos y más felices que nunca le diremos: ¡BUEN CAMINO!» Así sea.
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