El Nuevo Camino de Santiago echa a andar
De la resignación de hace un mes y medio, cuando se daba prácticamente por perdida la temporada, se ha pasado a un optimismo prudente: la desescalada no ha afectado la tendencia a la baja de la pandemia. Con una tasa de contagios muy baja (y menos graves), e ingresos en las UCI prácticamente a cero, la gente piensa en irse de vacaciones, y si es en plena naturaleza mejor.
Preocupan los focos de aparecen aquí y allá, vinculados a residencias, hospitales, o a empresas cuyos empleados viven y trabajan hacinados —y que no van al médico cuando tienen fiebre por miedo a perder el trabajo—. El tratamiento mediático, no siempre ponderado, sobre estos focos en la prensa extranjera llevará a una disminución de los turistas extranjeros este verano, para beneficio de Croacia, Grecia, y otros países.
Las fronteras ya están abiertas para la mayoría de países europeos, excepto la de Portugal que se abrirá el 1 de julio. Hasta septiembre habrá muy pocos extranjeros en el Camino, quizás por las noticias que les llegan, quizás por temor a tomar un avión; sí habrá peregrinos españoles. Ahora mismo, las reservas globales (extranjeros y españoles) están en un 42% respecto a 2019, cuando hace dos semanas estaban a menos de la mitad.
La gran mayoría de los albergues privados del Camino de Santiago, o ya están abiertos o abrirán los próximos días, después de adaptar sus instalaciones a las recomendaciones (finalmente no hay normativas) sanitarias. Los albergues de la Xunta de Galicia abrirán el 1 de julio, con una reducción de plazas del 50% aproximadamente. Respecto a los albergues municipales, la situación es más complicada, pues cada municipio y cada albergue es un mundo: algunos abrirán, otros no, y una parte importante se mantendrán cerrados por ahora a la expectativa de «cómo evolucione todo». Con los albergues que gestionan las asociaciones pasa algo parecido, aunque en este caso la tendencia es a mantenerlos cerrados todo el año; decisión tomada por la edad de sus miembros y hospitaleros, que entran en el colectivo de «personas de riesgo» ante la Covid.
Cuando alguien nos pregunta sobre si ir o no al camino este año, nosotros les decimos que se guíen por las informaciones de las autoridades sanitarias, pues nosotros sólo somos unos humildes escritores de guías, y nuestro conocimiento sobre los virus es de un cero absoluto. Los que sí saben del tema, las autoridades sanitarias, dicen que podemos viajar este verano allá donde queramos, tomando una serie de precauciones y actuando con la máxima responsabilidad individual. Pues eso. Lo demás son opiniones personales, respetables como casi todas, pero simples opiniones. También es bueno recordar, para aquellos que parecen haberlo olvidado, que cuando el 10 de marzo el ministro de Sanidad dijo que «es mejor evitar los viajes innecesarios», la inmensa mayoría de albergues, sin estar aún obligados a ello, decidieron cerrar; insinuar ahora que «ponen en riesgo a los vecinos» provoca vergüenza ajena.
El choque que se está produciendo estos días en el mundo jacobeo no es más que el reflejo del choque en el conjunto de la sociedad entre quienes tienen la renta asegurada y quienes no. Formas irreconciliables de ver el mundo, pues ambos grupos interiorizan los riesgos con parámetros distintos. Para quien vive en el alambre, el «próximo año» no existe, solo existe el próximo peligroso paso sobre el vacío.
Ante el demoledor argumento de «la salud es lo primero», los que creemos que es mejor «equilibrar riesgos» sabemos que tenemos la batalla dialéctica perdida. Tan solo recordar que la «salud» va mucho más allá de una infección, y que los años de vida perdidos a causa de las crisis económicas son enormes: primero, por el impacto directo en la salud de quien pierde el trabajo o el negocio; segundo, por la peor financiación de los servicios públicos debido a los menores ingresos fiscales (aunque haya ingenuos que lo crean, en economía la magia no existe).
En las guías de Gronze informamos, tan rápido como nos es posible, de los albergues abiertos y cerrados. Aun así, dadas las circunstancias, este año es mejor reservar aunque sea el mismo día por la mañana, e irse informando sobre la marcha en los mismos albergues sobre la disponibilidad para los siguientes.
Buen Nuevo Camino.
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