El Camino de Santiago: apuntes básicos en dos libros prácticos

Cierto es que, después, uno se da cuenta de que no era para tanto. Pero en ese momento desconoce demasiado, y requiere un empujoncito con información básica de primera mano. ¿Cuántos caminos no se habrán vivido por no haberlo recibido? Estremece pensarlo, pues la experiencia lo merece. Y a pesar del manido «en internet está todo», los románticos resistimos: no hay nada como un buen libro. O sí: dos. Y de reputada pluma: mejor que mejor.

He aquí, pues, dos libros para aproximar el Camino de Santiago a peregrinos en ciernes, que también harán las delicias de los «reincidentes». Dos títulos actuales del todo recomendables que, sin ser propiamente guías, nos invitan a un amenísimo «paseo-degustación» por las rutas jacobeas de la mano de dos reconocidos peregrinos-autores que no necesitan presentación. (Advertencia para los que empiezan: el Camino puede causar adicción).

De la segunda obra (Anaya Touring, 2020), ¿qué decir que no estropee lo que el título pretende? La selección, por Antón Pombo, de estos 101 puntos del Camino Francés ―y su variante por Aragón― y el del Finisterre, por si teníamos pocos, nos brinda otros cien (más uno) motivos para decidirnos a emprender el Camino. Un centenar de lugares más o menos conocidos ―de localidades a calles, pasando entre otros por monasterios, iglesias y cementerios; castillos, fuertes y puentes; montes, cuevas y fuentes; arenales, parques, hayedos… ¡y hasta una encina!, sin contar las numerosas manifestaciones culturales y artísticas― magníficamente ilustrados ―tanto en términos de calidad como de tamaño― en un bellísimo álbum de fotos, a cuál más sugerente, contextualizadas en su justa ―que no escasa― medida para cumplir con el cometido del libro: despertar la curiosidad peregrina. Una selección personal no exhaustiva ―«podría haber sido otra completamente diversa»― que nos anima a disfrutar y apreciar el Camino en toda su extensión. «Un Camino inagotable que, además, siempre está presto a ofrecernos provechosas relecturas», como la obra misma. En definitiva, un delicioso aperitivo para quien fantasea con la aventura jacobea y un dulce exquisito para el paladar peregrino.