Roma para peregrinos

A Roma le dicen la ciudad eterna, y puestos a ello, con la experiencia de haber vivido un año allí, tardaríamos una eternidad en glosar todos sus encantos y rincones. Nos vamos a contentar, por lo tanto, con describir brevemente cuáles eran y podrían seguir siendo los ritos del peregrino en la capital italiana, tan solo sea por mantener ese vínculo con una gran tradición que, además, nos permite aproximarnos a este magno escenario con unos ojos diversos a los del turista.

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Piazza San Pietro, Roma
Piazza San Pietro, Roma

Visitar al papa

Todo romero que se precie tendrá en su agenda conocer y escuchar al papa. Ya en el pasado se consideraba recibir la bendición del romano pontífice como el acto central de la peregrinación, y en Italia se mantiene el dicho «andare a Roma e non vedere il Papa» como sinónimo de perder el tiempo.

Actualmente tenemos un papa muy próximo, el argentino Francisco I, que cada domingo, salvo que haga algún viaje pastoral o tenga algún compromiso fuera de la ciudad, reza el ángelus y concede la bendición apostólica desde el célebre balcón de su residencia en la Piazza di San Pietro del Vaticano a las 12 en punto. Conviene acudir una hora antes, porque se forman importantes retenciones en los controles de acceso, ya que acuden miles de personas. Recordamos que no se pueden introducir elementos metálicos como bastones, bidones, navajas y demás, pero sí las mochilas, grandes o pequeñas; los objetos que no pasan se depositan a la entrada, pero son tantos los elementos idénticos, cosas de la globalización, que resultará difícil encontrar lo que hemos dejado.

Además y en la misma plaza, y ya no en la sala Nervi, podemos acudir a la audiencia general de los miércoles, que dura 2 horas y consiste en una salutación a los peregrinos, reflexiones sobre temas de actualidad y plegarias. Comienza a las 9:00, y también conviene llegar antes, ya que el acto empieza con un recorrido del pontífice por la plaza en el papamóvil. En internet son muchas las agencias que ofrecen la gestión de billetes por un coste, pero uno lo puede también conseguir sin mayor problema en la web de la Prefectura Pontificia, o bien acudiendo a la oficina situada en el Portone di Bronzo (a la derecha de la plaza, con la Guardia Suiza), desde el martes anterior a la audiencia de 15:00 a 19:00, o el mismo día de la audiencia desde las 7:30.

De forma ordinaria el papa también oficia las principales celebraciones de la Iglesia Católica (Navidad, Epifanía, Semana Santa, Pascua de Resurrección…) y de forma extraordinaria preside otros encuentros y las canonizaciones. De todo ello se informa en el calendario de la Prefectura.

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Cúpula interior de San Pietro in Vaticano
Cúpula interior de San Pietro in Vaticano

Las siete basílicas

El principal rito de los romeros en Roma, un completo tour urbano, era el de la visita de siete basílicas, un número siempre simbólico: cuatro mayores o patriarcales, y tres menores, provistas de sus respectivas puertas santas que se abren durante el año jubilar romano (el próximo será en 2025).

1. San Pietro in Vaticano, por haberse levantado sobre el lugar del martirio y el sepulcro de San Pedro, es la principal. Las excavaciones para encontrar el cuerpo de este apóstol, iniciadas por mandato de Pío XII seis décadas después que las de Compostela, y por lo tanto con mayor rigor científico, dieron fruto en 1968. Del mismo modo que en Santiago, la tumba aparece acompañada de una gran necrópolis, que se extendía desde el Tiber hasta el Vaticano. Las criptas y excavaciones pueden ser visitadas (con reserva o por agencia).

Traspasada la fachada de Carlo Maderno, el romero entra en la basílica divisando la Piedad de Miguel Ángel a mano derecha, y se dirige a besar el muy desgastado pie de la estatua en bronce de San Pedro (Arnolfo di Cambio, c. 1300, aunque hay quien cree que es una estatua antigua de Júpiter reaprovechada, sería la monda). Luego se visita la Confesión, altar que precede a la tumba del apóstol y primer papa, ante la que siempre lucen 95 lámparas. Junto al baldaquino de Bernini, y bajo la gran cúpula de Miguel Ángel (designada por los romanos il cupolone), nos sentiremos realmente pequeños, muy pequeños.

En la sacristía, saltándonos las barreras antituristas y si al menos hemos caminado 100 km por alguna de las rutas que llegan a la ciudad, credencial en mano podremos recoger nuestro testimonium ad limina Petri.

Los cazarreliquias deben saber que en el Vaticano se conservan la lanza de Longinos, un fragmento de la Vera Cruz, la cabeza de San Andrés y el poco histórico retrato divino de Cristo traslado al velo de la Verónica, que era, con las llaves, uno de los emblemas de esta peregrinación para el regreso, como la concha en Compostela.

2. San Pablo fuori de Mura u Ostiense, alejada del centro donde fue enterrado el que tiene más puntos, leyendas aparte, como primer evangelizador de Hispania. Un gran incendio destruyó la basílica constantiniana, que ya había sido ampliada y modificada, en 1823. Como en la de San Pedro, se repite el modelo de la Confesión ante el mausoleo, aunque aquí el ciborio es gótico.

3. San Giovanni Laterano, que es la verdadera catedral de Roma, de ahí que cuente con un baptisterio exento al modo de Pisa o Firenze. Junto a ella residieron los papas hasta que tuvo lugar el follón del cisma de Avignon. Como curiosidad cabe recordar que aquí fue proclamado el primer Año Santo en 1300, que luego se copiaría en Santiago, aunque allí se falseó el origen para presumir de más antigüedad.

Sobre la puerta una inscripción reza «Omnium Urbis et Orbis Eccleriarum Mater et Caput», o sea, «Madre y cabeza de todas las iglesias del mundo», casi nada. Sus reliquias más preciadas son las cabezas de San Pedro y San Pablo. Además, una leyenda indica que el día de la consagración apareció, como milagro, el rostro de Jesús en el mosaico del ábside: comprobadlo y sacad vuestras conclusiones. Una vez más consta de baldaquino gótico, confesión y altar pontificio.

Para fastidiar, a los comunistas se les dio por manifestarse recurrentemente en la plaza de Letrán, que pasó a ser denominada, como en Santiago, Piazza Rossa, aunque aquí sin que haya propiciado un cambio oficial del nombre.

A un lado de la basílica estaba la capilla privada papal de San Lorenzo, ahora englobada en el conjunto, que acoge la preciada reliquia de la Scala Santa. Se dice que esta escalera, traída de Jerusalén por Santa Elena, madre de Constantino, es la de la casa de Pilatos, y que en ella aparecen manchas de sangre del Nazareno. Los peregrinos suben los 28 escalones de mármol, por suerte forrados de madera, de rodillas. Aquí también se custodian las sandalias de Cristo y el denominado acheropita del rostro de Jesús, esto es, un retrato que no fue pintado por mano humana.

4. Santa Maria Maggiore está bajo la advocación de Santa María della Neve, ya que una prodigiosa nevada fuera de estación señaló el lugar designado para su construcción. Epicentro del culto mariano, pues fue la primera iglesia del mundo dedicada a la Virgen, fue puesta bajo el patronato de los reyes de España. En su altar mayor acoge parte del pesebre utilizado en la Huida a Egipto.

5. San Lorenzo al Verano. Con el mismo nombre del cementerio mayor de Roma (ninguna relación con el período estival), fue erigida extramuros sobre el sepulcro del protomártir San Lorenzo (258), atormentado en la parrilla reproducida en su inmensa planta por el monasterio del Escorial.

6. Santa Croce in Gerusalemme es una de las más atractivas, pues aquí son mostradas las reliquias de la Santa Cruz trasladadas, una vez más, por la incansable Santa Elena: tres pedazos de la Cruz de Cristo, un clavo teñido de sangre, dos espinas de la corona, un fragmento del INRI y un brazo de la cruz del buen ladrón. Suma y sigue: el dedo de la duda de Santo Tomás, leche y cabellos de la Virgen, el cayado de Aarón o una moneda de las pagadas al gran traidor, esto es, a Judas.

7. San Sebastiano. Fue construida en recuerdo de ese guardia del emperador Diocleciano, que fue asaetado y se ha convertido en un icono…, en fin. Como curiosidad, este fue el primer templo en ser dotado de girola, solución muy práctica para que la masiva afluencia de peregrinos, llueve sobre mojado, no interrumpiese la liturgia.

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Basílica de Santa Maria Maggiore
Basílica de Santa Maria Maggiore

Un depósito de reliquias

El peregrino de otros tiempos, si bien curioso por las antigüedades de la Roma clásica, centraba su interés, tras lo ya expuesto, por entrar en contacto con los santos a través de sus cuerpos y todo tipo de reliquias. Prácticamente no hay templo antiguo que no posea alguna reliquia. Por ejemplo, y por citar algún caso, en San Pietro in Vincoli, al que se acude ahora para ver el famoso Moisés de Miguel Ángel, se iba antaño a venerar las cadenas de su prisión en Jerusalén, de la que había sido liberado milagrosamente. Otros santos y santas de mucha devoción con sus iglesias son Santa Inés, Santa Cecilia, Nereo y Aquileo, San Martino, San Clemente, Santa Práxedes, Santa Prudenciana, San Gregorio Magno, Santa Francesca Romana… Y para los españoles, perdida en el s. XIX la iglesia nacional de Castilla, que era la de Santiago (en Piazza Navonna), queda la de Monserrate, que era la de Aragón.

Miles de cuerpos santos, la mayoría anónimos, descansan en las catacumbas, esa red subterránea de enterramientos que ha impedido, entre otras cosas, que Roma cuente con una red de metro homologable a las restantes grandes ciudades del mundo. Entre las más conocidas están las de San Calixto y Sebastián, en la Vía Apia; la de Domitila, en la Ardeatina; Santa Inés, en la Nomentana; o la de Priscila, en la Salaria.

Cuando acabemos con los santos y las docenas de iglesias es hora de visitar el Coliseo, el Foro, el Ara Pacis, la Fontana de Trevi, Piazza Navonna, el Panteón, Piazza de Spagna, el Castel Sant’Angelo, Campo dei Fiori, Villa Borghese, las siete colinas, el Trastévere, probar el carciofo romano, el cacio e pepe, la trippa, comer un buen helado, acudir a los interminables Museos Vaticanos, pasear junto al Tevere, meter la mano en la Bocca della Verità, conocer la modernidad de Zaha Hadid en el MAXXI o de Richard Meier en la Chiesa del Giubileo, la Sinagoga, la Gran Mezquita, el Gianicolo, la Vía Apia, Tívoli y la Villa Hadriana…, no llegará ni un año completo para conocer a fondo Roma.

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Piazza Navona, Roma
Piazza Navona, Roma

Periodista especializado en el Camino de Santiago e historiador

Comentarios
Berto_kairos
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Qué alegría leer este artículo!! De viaje a Roma en el 2019 hice la Peregrinación de las siete iglesias y justo después me cogí un avión a Madrid y de allí a Santiago (en tren). Una vez en Santiago conocí a un peregrino francés de largo recorrido que me contagió el virus del Camino de Santiago. A partir de ese día decidí que mi futuro próximo sería peregrinar. La peregrinación de las siete iglesias tiene mucha historia. Extraído de la Wikipedia: “ El tour de las siete iglesias fue emprendido de manera informal a principios de los años 1540 por San Felipe Neri y algunos de sus discípulos. San Ignacio de Loyola, un amigo cercano de Felipe Neri, hizo la peregrinación de las siete iglesias el 22 de abril de 1541, con cinco cofundadores compañeros de la Compañía de Jesús. Ese día, los primeros seis jesuitas hicieron su profesión religiosa definitiva en la capilla del Santísimo Sacramento de la Basílica de San Pablo Extramuros.” Yo fui a un colegio de jesuitas durante 12 años, así que tiene un significado especial para mí. Os recomiendo a todos hacer esta peregrinación y sin duda, una vez lleguéis a la Basílica de San Sebastián de las Catacumbas tenéis que hacer la visita a las catacumbas. Id preparados porque es una peregrinación exigente de casi 30 kilómetros. Ya sabéis: Mochila, agua, comida y el movil con batería para orientaros en Roma. Menuda aventura!!! :) :)
Indi
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Claro y conciso, excelentemente resumido y tentador; muy tentador llegar a Roma y peregrinar por ella. Gracias
Jaor
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En Agosto de 2016 se emprendió una peregrinación desde Cordoba a la Ciudad del Vaticano en la plaza De San Pedro de Roma por un equipo de atletas del club Los Califas de Cordoba. Para este acontecimiento se prepararon 4 equipos de corredores. Cada equipo disponía de 8 atletas que recorrían sobre 100 kilómetros en 8 horas. Para ello iba un vehículo de escolta delante provisto de luces de gálibo, a continuación 1 corredor y atrás el equipo de los 7 corredores en una furgoneta. La distancia fue de 2500 kilómetros aproximadamente y el itinerario que se cubrió fue desde Cordoba a Albacete, continuamos hacia Requena y ya desde aquí por la nacional 340 hacia Valencia, Barcelona, entrando por la Junquera en Francia dirigiéndonos a Nimes, por la costa, Niza, las inmediaciones de Marsella, entrando en Italia por la Liguria y después unirnos a la Vía Francigena por Siena hasta Roma. Nos alojamos en cuarteles en España: Albacete, Bétera y San Clemente de Sasebas en Girona. En Francia en Nimes en un polideportivo. En Italia en un polideportivo en la Liguria y en Roma en un centro religioso, en Ostia en un centro cívico. Se emplearon 8 días en llegar a Roma, nos aprovisionamos de la logística de los lugares de alojamiento con las provisiones que preparábamos en dichos alojamientos. En algunos se nos facilitó el desayuno. Aunque teníamos concertada una reunión con el papa Francisco I, no pudimos tenerla pues surgió otro acto imprevisto. Constituyó un reto memorable, pues en 2013 fuimos desde Cordoba a la plaza del Obradoiro en Santiago de Compostela, aquí empleamos 92 horas por el camino Mozárabe por Trujillo, vía plata, camino sanabres por donde íbamos por carreteras secundarias y tuvimos el apoyo de la Guardia Civil, Gendarmes y Carabineros.