Entrevista a Csilla Dukát, presidenta de la asociación de Amigos del Camino de Santiago en Hungría
Nos desplazamos a este país de Centroeuropa para conocer su actividad jacobea y cómo se percibe desde allí el Camino de Santiago. Para ello entrevistamos a la presidenta de la asociación húngara de Amigos del Camino (Szent Jakab Baráti Kör), que es Csilla Dukát.
Allá por 2006 recuerdo haber asistido, en Budapest, a los primeros intentos para crear una asociación húngara de Amigos del Camino. La vuestra nació en 2012, ¿cómo fue el origen, cuántos socios tenéis, cuál es vuestra actividad?
En 2006 solo existía un club del Camino, y los encuentros se realizaban los fines de semana. A ellos asistían personas que estaban a punto de iniciar la ruta y aquellos que ya habían regresado. Conversábamos, compartíamos experiencias y nos ayudábamos mutuamente tanto en la preparación como en la reflexión sobre las vivencias del viaje.
Pero fue en 2009 cuando sucedió el cambio más grande en Hungría, pues entonces comenzó a activarse una peregrinación de Budapest a Lébény, pequeño pueblo en la región noroeste del país, cerca de la triple frontera entre Hungría, Austria y Eslovaquia. Elegimos ese destino porque allí se encuentra la iglesia de Santiago más valiosa de Hungría, construida a principios del siglo XIII. Organizamos una peregrinación en la que participaron 50 personas y, después de ocho días llegamos a Lébény. Nuestros compañeros de peregrinación nos dijeron que este viaje había sido tan inspirador para el alma que no debía ser una experiencia puntual, ya que muchas personas necesitaban esa recarga espiritual, y nos animaron a continuar. Fue entonces cuando recibimos la llamada: crear el Camino de Santiago, señalizarlo constantemente, coordinar alojamientos, crear pasaportes, luego guías y sellos, para que cualquiera pudiese emprender la ruta en cualquier momento.
En 2012 nos convertimos en una organización oficial y fundamos la asociación, ya que así era más fácil obtener permisos, coordinar y negociar. Como habíamos comenzado el trabajo en 2009 como un grupo de amigos, conservamos este espíritu en el nombre de nuestra asociación: Círculo de Amigos de Santiago, y seguimos siendo un grupo de amigos hasta el día de hoy.
La asociación tiene oficialmente 16 miembros, y por razones administrativas no queremos crecer. Lo más importante es que alrededor de este núcleo ha surgido una comunidad grande, viva y floreciente. La asociación planifica los trabajos y proyectos, y para estas tareas los voluntarios provienen de la gran comunidad de peregrinos. Algunos, como custodios del Camino, supervisan y reparan las señales, limpian los senderos; otros atienden la oficina del peregrino, otros se encargan de enviar los pasaportes y guías, otros ofrecen charlas divulgativas.
¿Cuántos kilómetros tiene el Camino de Santiago en Hungría?, ¿está señalizado?
El Camino de Santiago en Hungría tiene dos ramas. Primero se estableció el recorrido que va de Budapest a Lébény, que fue señalizado en 2010. Este tramo se llama Camino Húngaro y tiene 200 kilómetros. En 2014 nació la segunda rama, el Camino Benedictus, que comienza en el lago Balatón, en Tihany, y desde allí hasta Lébény, el destino final en Hungría, con 164 kilómetros. Desde Lébény también se puede continuar hacia el oeste. El punto de conexión con Eslovaquia (Bratislava) está a unos 70 kilómetros, y el punto de conexión con Austria (Wolfsthal) a unos 80 kilómetros. En realidad, quien lo desee, ya puede recorrer el Camino de Santiago totalmente señalizado desde Budapest o Tihany, pasando por Austria, Suiza, Francia y luego España, hasta llegar a Compostela.
En 2023 llegaron a Santiago, y recogieron la Compostela, un total de 1.704 húngaros, solo unos pocos menos que, por ejemplo, suizos. No es una cifra muy alta, ocupando el 24º lugar entre los extranjeros, pero si la situamos en relación a la población de Hungría, de unos 9,7 millones de habitantes, a la renta per cápita del país y a la distancia respecto a la península ibérica, la llegada es muy meritoria…
En Hungría el Camino es realmente muy popular, y aunque el país cuenta con rutas de senderismo largas y bien desarrolladas, así como varios caminos de peregrinación dedicados a diferentes santos, muchas personas sueñan con el Camino original y llegar a Santiago de Compostela. Esto puede deberse en parte a que desean escapar de la vida cotidiana estresante y sus problemas, sintiendo que necesitan estar geográficamente más lejos de casa para lograrlo. Tal vez por eso quieren viajar hasta la península ibérica.
Es un hecho que el Camino goza de un gran respeto en nuestro país; hoy en día, casi todos han oído hablar de él, y para muchos está en su lista de deseos realizarlo algún día. Espero que hayamos tenido un pequeño papel en darlo a conocer y popularizarlo.
¿Consideras que la información sobre el Camino de Santiago, aparte de la que proporciona vuestra asociación, es buena en Hungría? Nos referimos a webs, guías, divulgación cultural temática, etc.
Hungría tiene una situación un poco especial debido al idioma, ya que entre los que desean ser peregrinos hay muchas personas mayores que no hablan mucho otras lenguas. Por esta razón, es más difícil para nosotros obtener información útil y verificada del extranjero. Aun así, tratamos de mantenernos informados y actualizados. Por ejemplo, a mí me gusta mucho leer el boletín de la Fundación Jacobea y la página gronze.com, donde a menudo encuentro buenos artículos. Y aprendo mucho del profesor Manuel F. Rodríguez; siempre que escribe algo, lo leo con gusto. Los artículos más interesantes y útiles los traducimos y compartimos en nuestro Facebook (Szent Jakab zarándokút).
Ya que citas a gronze.com, ¿es una página conocida en Hungría?, ¿cómo entendéis que podríamos mejorarla?
Gronze está muy bien diseñada y estructurada, su uso es sencillo, y la información sobre alojamiento es de gran ayuda para nuestros peregrinos. El hecho de que esté solo en español no lo considero una desventaja. Por un lado, los mapas, los kilómetros, los números de teléfono, las direcciones de correo electrónico y de páginas web, y los pictogramas son comprensibles en cualquier lengua. Y los que no somos hispanohablantes, al menos podemos practicar un poco el idioma y las expresiones que serán útiles durante el viaje. Es como un curso de español gratuito para el Camino. Si dependiera de mí, mantendría Gronze solo en español.
Tampoco sugeriría ningún cambio, no creo que haya que modificar nada. Más bien diría que tengo el deseo de que algún día las etapas en Hungría también se incluyan en la plataforma. Cada vez más peregrinos extranjeros llegan a Hungría, y para ellos sería una gran ayuda no tener que lidiar con nuestro sistema de menús en húngaro, sino poder navegar y obtener información a partir del universo ya conocido de Gronze.
Enlazando con lo anterior, ¿cómo crees que podría aumentar el número de peregrinos en tu país?
Además de lo ya expresado sobre que la información pudiese figurar en Gronze, sería también positivo si estuviese en otras aplicaciones y webs internacionales. Pero en Hungría los caminos son jóvenes, la infraestructura de acogida aún no es completa. Actualmente las localidades de las rutas húngaras pueden manejar la carga adicional que generan los peregrinos, pero si el número creciese drásticamente, los pueblos más pequeños en las áreas menos turísticas del país no podrían seguir el ritmo, lo que podría generar sentimientos negativos entre los habitantes locales. En lugar de centrarnos en el crecimiento en cantidad, trabajamos en el desarrollo cualitativo, creyendo en un crecimiento orgánico en lugar de forzar un desarrollo rápido.
Podríamos pensar que el Camino Francés es siempre el más popular fuera de España por su peso histórico, tradición y oferta, pero somos conscientes de que esto está cambiando, sobre todo en razón a la accesibilidad. De Budapest hay vuelos directos de bajo coste a Porto ¿Cuál es el Camino más frecuentado por los húngaros? ¿Acaso el portugués?
El año pasado, la mayoría de los pasaportes de peregrino que emitimos en nuestra oficina tenían como punto de partida Porto. Aún no tenemos estadísticas definitivas para este año, pero parece que nuevamente será el lugar de inicio más popular.
Cuando hablamos con los peregrinos que vienen a nuestra oficina antes de partir y les preguntamos por qué eligieron el Camino Portugués y Porto, la respuesta más frecuente es que hay vuelos directos, lo que hace más fácil llegar a dicha ciudad respecto a Saint-Jean-Pied-de-Port. Además, la ruta portuguesa es más corta desde Oporto que la ruta francesa desde los Pirineos, y muchas personas no disponen de tiempo. Hoy en día, tenemos que tener en cuenta que entre las motivaciones para comenzar el Camino estos factores mundanos tienen un peso considerable. Aun así, el Camino Francés y Saint-Jean-Pied-de-Port siguen ocupando el segundo lugar entre los húngaros. Cuando hablamos del Camino en Hungría, la mayoría piensa en el Camino Francés, que es el itinerario clásico en el corazón de muchos de nosotros.
Recibisteis el premio Elías Valiña, junto a la asociación de Ávila, en 2021. ¿Qué ha supuesto para vosotros este galardón?
Estaba caminando por el Camino Benedictus, sentada en un descanso en el bosque con algunos compañeros, cuando me enteré de que Hungría había recibido el premio. Fue una sensación increíblemente emocionante, no podía creerlo, rompí el silencio del bosque con gritos de alegría, asustando a mis compañeros, quienes probablemente pensaron que me había vuelto loca. ¡El Premio Elías Valiña es el mayor honor para nosotros! ¡Es el Nobel del Camino!
A raíz de este premio conjunto, os hermanasteis con la asociación de Ávila. ¿Qué frutos han nacido de esta relación?
Cuando se hizo oficial que habíamos recibido el premio, nos pusimos en contacto con los de Ávila, pero al principio solo intercambiamos cartas de felicitación. Cuando viajamos a Santiago para recibir el premio, entramos en la sala algo intimidados. Los de Ávila ya estaban allí, y cuando supieron que éramos los húngaros nos abrazaron, como si fuéramos amigos de toda la vida. Nos tomamos fotos juntos, y querían saber cuándo nos visitaríamos en los caminos del otro. Esa bienvenida amistosa nos ayudó a relajarnos y a dar nuestro discurso de agradecimiento en el escenario de una manera más tranquila.
Y cumplimos nuestra promesa: en 2023, nuestros amigos de Ávila realmente vinieron a Hungría, trayendo consigo una increíble alegría y energía. Peregrinamos juntos por el Camino Húngaro, les mostramos Budapest, Pannonhalma y Lébény (nuestro pequeño Santiago de Compostela). Ahora mismo, a finales de octubre, les devolveremos la visita, viajaremos a Ávila para conocer un poco el Camino de Levante, y visitaremos Ávila, Segovia y Salamanca.
Estamos muy felices de haber compartido el Premio Elías Valiña con la asociación de Ávila; ¡son un verdadero regalo para nosotros! Hemos conocido a personas muy valiosas y amables, y se ha forjado una verdadera amistad.
¿Percibís alguna diferencia entre la composición, vitalidad, forma de ver del Camino u otros aspectos entre las asociaciones españolas y las extranjeras?
Carezco de una visión global sobre el funcionamiento de otras asociaciones. Lo que percibo en los encuentros internacionales o en foros en línea es que las asociaciones del Camino en todo el mundo son tan diversas como los peregrinos que hacen el Camino, y eso es algo positivo. Respeto a todos aquellos que trabajan por el Camino para proteger, cuidar y enriquecer sus valores. Cada asociación lo hace según su propia naturaleza, recursos financieros y otras capacidades – ¡el Camino es maravillosamente diverso!
Es interesante conocer el funcionamiento de otras asociaciones, porque se pueden aprender muchas prácticas inspiradoras. Tanto de las organizaciones que llevan mucho tiempo en funcionamiento, con una larga tradición y mucha experiencia, como de las más jóvenes y ambiciosas, que plantean nuevas ideas.
Una vez en la ruta, ¿qué cosas les chocan más a los peregrinos húngaros y, con la vista puesta en mejorar, cuáles son sus quejas o demandas?
Quizás lo que más frustra a los peregrinos es la masificación, y los albergues que se llenan demasiado pronto. Ya tienen suficiente estrés en sus vidas, y buscan escapar de eso al irse al Camino, pero se encuentran con un tipo diferente de estrés: les cuesta encontrar tranquilidad entre tantos peregrinos, tienen que apresurarse para conseguir alojamiento, y si no quieren correr deben reservar albergue.
Otra cosa, que parece un detalle menor, es la diferencia en la lógica de las señales entre Hungría y España. En Hungría (y también en Rumanía y Austria), la concha indica la dirección a seguir, estando en diferentes posiciones si hay que girar a la izquierda, a la derecha o seguir recto. Lo hicimos así porque para nosotros la concha no es solo una señal técnica, como las marcas de rutas turísticas, sino que, como señal de una ruta de peregrinación, también expresa un contenido sagrado. El peregrino avanza en su camino espiritual de lo exterior hacia lo interior, hacia la perla escondida dentro de la concha, la esencia divina. Aquellos que están acostumbrados a esto en el Camino en Hungría, se sorprenden al ver que en España este contenido sagrado no se refleja en las señales.
Imaginemos que alguien tiene todo el tiempo del mundo. Si quisiera partir de Budapest a Santiago, dónde comenzaría a caminar.
El punto de partida del Camino de Santiago en Budapest está en la Plaza Clark Ádám, a orillas del Danubio y cerca del Puente de las Cadenas, el más antiguo e icónico de la ciudad, donde se encuentra el kilómetro cero. Desde allí se puede caminar hasta el kilómetro cero en el fin del mundo, Fisterra.
Cada año, hay varios peregrinos, tanto húngaros como extranjeros, que comienzan su camino desde Budapest (o desde el lago Balatón, en Tihany) y recorren toda Europa a pie hasta Santiago de Compostela. Esta ruta desde Budapest es de unos 3.500 kilómetros, y requiere unos 5 o 6 meses.
Las rutas del Camino tejen una red que cubre toda Europa. ¿Qué papel juega el Camino de Santiago en Hungría dentro de esta vasta trama?
Geográficamente y en términos de tradiciones históricas, estamos lejos del país madre del Camino, España. Somos un país pequeño con unos pocos cientos de kilómetros de rutas de peregrinación, pero aun así considero que el Camino de Santiago en Hungría y en Europa Central y del Este tiene un papel importante. Esto se debe a que los caminos del Camino en la península ibérica se vuelven cada vez más concurridos cada año, y los peregrinos que buscan una experiencia más tranquila, sencilla y aún no comercializada, están trasladando gradualmente su destino hacia el este.
Cada año, el número de peregrinos extranjeros en el Camino de Santiago en Hungría aumenta notablemente. Hoy en día no solo vienen personas de países europeos, sino también de otros continentes, como de Estados Unidos, Canadá, Corea del Sur, Japón, Taiwán y Sudáfrica. Visualizo que esta tendencia de aliviar a España y Portugal continuará y se fortalecerá, y debemos prepararnos para acoger a un número creciente de peregrinos. Para mejorar la infraestructura viaria y de acogida sería beneficioso poder acceder a subvenciones y recibir apoyo de organizaciones internacionales del Camino.
A propósito de la reciente evolución de la peregrinación, ¿estáis preocupados por conceptos como la masificación, la afluencia de turigrinos, la subida de precios, la crisis de la acogida tradicional…?
Sí, yo también me preocupo de que, con el crecimiento en número, se pierda la calidad, se pierda la esencia del Camino. Y esto se aplica tanto a las rutas de la península ibérica como a las rutas de peregrinación en Hungría. A menudo me pregunto si se puede encontrar una solución para esto, porque no es fácil encontrar un equilibrio entre dos cosas: que el camino sea abierto y acogedor para todos, y que, con un espíritu cristiano, conserve su sacralidad íntima.
Creo que se podría hacer algo para volver a las raíces. Lo que mencioné antes, por ejemplo, podríamos empezar con las señales del camino. O creando paradas espirituales, o ayudando a los alojamientos y personas que ofrecen hospitalidad cristiana a los peregrinos, apoyando a los albergues y lugares de oración comunitarios.
Para concluir, nos gustaría que expresaras, ahora como peregrina, tus sentimientos en relación al Camino.
Por sencilla que parezca esta pregunta, la respuesta es muy difícil. Porque experimentar lo inagotable y el cambio es la verdadera esencia del Camino, pero justamente sobre esa esencia resulta difícil hablar. Intentaré hacerlo.
Cuando emprendí mi primer Camino en 2006, ni siquiera podía expresar exactamente por qué me ponía en marcha. Como motivación más fuerte estaba la curiosidad, sin un foco claro, eso fue lo que me llevó al Camino. Disponía de escasa información sobre la ruta, algo que hoy considero una suerte: no estaba sobre preparada para el Camino, por lo que tampoco tenía expectativas rígidas. No me planteaba grandes preguntas sobre el sentido de la vida, tan solo deseaba caminar y disfrutar de la libertad sin preocupaciones. Sin embargo, el Camino me sacudió profundamente y originó muchas preguntas. Más tarde, leí una frase con la que me sentí muy identificada: «Dios calma a los perturbados y perturba a los que viven en calma». Algo similar me sucedió a mí.
Partí en mi primer Camino con confianza, con convicciones que creía seguras, pero el Camino me mostró que aún había trabajo por hacer, que había preguntas que debía plantearme.
En mi segundo Camino, comencé con preguntas y buscaba respuestas. Y en ese segundo Camino obtuve respuestas y paz.
Para mí, el Camino es como un buen padre. El Camino te sabe guiar con mucha suavidad y paciencia, permitiéndote avanzar a tu propio ritmo físico y espiritual hacia el altar, pero si te aventuras demasiado hacia el borde, si te vuelves demasiado egoísta u orgullosa, también sabe darte lecciones duras y mostrarte que, al final, él tiene el mayor poder.
El Camino me ha enseñado paciencia, aceptación y humildad. E incluso en los momentos más difíciles, siempre sentí que era amada y protegida. Que, en medio de las tormentas más grandes, estaba segura, y que al elegir la incertidumbre en lugar de la comodidad cotidiana, encontraría una certeza mayor si abría mis ojos y mi corazón.
El Camino me enseñó a confiar. Me mostró que podía confiar en la providencia, confiar en el amor de Dios y en la buena voluntad de mis semejantes. También experimenté en el Camino que los milagros se abren ante mí en la medida en que yo soy capaz de abrirme al Camino. Cuanto más doy de mi mejor versión del Camino recibo a cambio. Cuanto más sacrifico, más bendiciones llevo conmigo. En el Camino descubrí mis propios límites y experimenté el amor ilimitado de Dios. Cuando comencé, llevaba en mí la sensación de estar excluida en cuanto a la práctica religiosa, debido a mi falta de conocimiento del idioma, pero en el Camino descubrí que no era así. Me acogieron, me escucharon, me ayudaron y me amaron tal como soy.
Desde entonces, sé y creo que nunca debemos fijarnos en cómo una persona comienza el Camino, sino en cómo se ha transformado al final.
Otro regalo que me llevé del Camino es que, cuando llego a la fuente de luz, tengo la responsabilidad de mantener esa luz y compartirla con los demás. Como dice el filósofo húngaro Béla Hamvas: «La luz solo se convierte en bendición en quien la comparte con otros». Intento transmitir esta máxima a quienes van al Camino, pues aunque comiencen como turistas, llegarán como peregrinos.
Para concluir me viene a la mente un poema de Ákos Fodor, La oración del caminante: «Que no tenga tiempo de estropear lo bueno que pude haber hecho aquí». Eso es lo que significa el Camino para mí, y otras muchas cosas tan profundas que no soy capaz de encontrar palabras para expresarlas.
¡Muchas gracias, Köszönöm, por tu tiempo!
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