¿Es San Sebastián una ciudad para los peregrinos?
Donostia/San Sebastián es la más francesa de las ciudades españolas por su diseño racional y pulcro, la más cara entre las de la Península Ibérica, una de las más famosas en el plano turístico por su playas urbanas, su exquisito tapeo, como meta de surfistas… ¿y los peregrinos? Para responder a esta y otras preguntas entrevistamos hoy a uno de los “históricos” del Camino de Santiago, Fernando Imaz Marroquín (Donostia, 1941), presidente de la Asociación de Amigos de los Caminos de Santiago de Gipuzkoa desde su fundación (1987) y ex-presidente de la Federación Española de Asociaciones Jacobeas (2000-2007).
Consecuente en su discurso, Fernando ha sido un verso suelto en el mundo de las asociaciones jacobeas, y siempre ha apostado, pese a los tiempos que corren, por la hospitalidad tradicional de donativo. Nos interesa especialmente saber si este modelo de acogida sigue siendo viable en el Camino Norte.
Si pudieses resumir los logros de la asociación que presides en unas cuantas líneas, ¿qué nos contarías?
Tendrán que ser más de unas líneas. Fuimos los primeros peregrinos en recorrer el Camino del Norte en 1988, en 1989 el Camino Vasco del Interior, en 1991 “inventamos” en San Juan de Ortega (Burgos) los turnos rotatorios de hospitaleros voluntarios para atender el albergue durante el verano, cambiando los hospitaleros cada diez días, y fuimos, por tanto, la primera asociación en atender un albergue. Permanecimos hasta 1993, en que casi por cuestiones políticas nos tuvimos que marchar a Santo Domingo de la Calzada y posteriormente a Roncesvalles, donde estuvimos hasta 2003, en que decidieron cobrar, y entonces comenzamos a instalar albergues en el Camino Norte: el 2004 en Irún y Deba, el 2006 en Donostia, el 2008 en Zarautz, el 2010 en Donibane Pasaia/Pasajes de San Juan y Andoain, el 2011 en Beasain y el 2016 en Zumaia.
De 1994 a 1997 nos desplazamos en fines de semana a Grañón para instalar el albergue, practicando todo tipo de oficios. En 1997, con aportaciones anónimas y voluntarias de los socios, compramos en subasta pública un pequeño sótano donde instalamos nuestro local social. Editamos desde hace casi 30 años un Boletín de Actividades Jacobeas y Caminos del Espíritu. En 2009, el Ayuntamiento de San Sebastián nos concedió la Medalla al Mérito Ciudadano. Funcionamos muy autónomamente, con delegaciones en casi todos los pueblos del Camino.
¿Y de los objetivos que no se han conseguido?
No hemos conseguido disponer de un albergue que funcione gran parte del año en San Sebastián, ya que el que instalamos es sólo para los meses de verano, aprovechando las vacaciones escolares. Vamos como los feriantes, con dos camiones de mudanzas: cargamos, descargamos, montamos el albergue, lo atendemos…, y una vez terminado agosto vuelta a hacer lo mismo.
Pero lo más frustrante es no haber conseguido un relevo generacional. Lo intentamos incluso creando en 2006 una sección de montaña, pero en el mejor de los casos, los jóvenes participan…, pero no se incorporan a la Asociación. La verdad es que nos estamos cansando, cualquier día lo dejamos.
Llevamos 27 años ininterrumpidos atendiendo como hospitaleros distintos albergues, creíamos saber todo sobre el Camino, pero hemos fallado rotundamente en el del Norte: los peregrinos van muy por delante de nosotros, y terminan haciendo lo que les da la gana.
El Camino Norte está de moda, y es sabido que las modas provocan un aumento de la demanda, en ocasiones llegando a una presión alejada del concepto de sostenibilidad. ¿En qué estadio nos encontramos?
La situación actual es imposible de soportar, ya que no hablamos de peregrinos, sino de turistas exigentes y mal educados que simplemente vienen a aprovecharse de las instalaciones para los peregrinos. Estos, especialmente en verano, son escasísimos, y en parte es comprensible, porque si van a un hostel o pensión les pueden cobrar hasta 80/100 euros por dormir. Los turistas vienen a nuestro albergue con su mochila, nos dicen que van a empezar a hacer el Camino…, les entregamos la credencial y duermen gratis.
Varias veces has expresado que la tentación del senderista o turista amante de las playas constituye una rémora para un itinerario que recorre la costa gipuzkoana, tan solicitada en temporada alta. ¿Cómo afecta esta realidad al ambiente del Camino?
Muy negativamente. Vienen a recorrer la costa gipuzkoana prácticamente gratis, especialmente el “peregrino de verano”; el resto de los meses, afortunadamente, cambia bastante. La solución, que no descartamos, sería cerrar en verano los albergues…, ¡por vacaciones!
Lo peor es la sensación de impotencia del hospitalero, que no puede entrar en discusiones que de antemano tiene perdidas, y así nos estamos quemando: de 70 que somos este año, que cubrimos 123 turnos de diez días, de momento ya han renunciado 5, pues no desean atender a turistas ni discutir con ellos.
La imagen de Donostia se nos antoja como alejada de lo que es una ciudad para peregrinos: exquisitez, playas urbanas, altos precios. ¿Se siente el peregrino en la ciudad como, Sabina dixit, un torero al otro lado del telón de acero?
En absoluto, el peregrino sí se lamenta de que es cara, pero como precisamente viene a conocerla y disfrutarla, está encantado con nuestras playas y bares de pintxos, alquila piraguas, practica surf…. Resulta curioso cuando estás de hospitalero en Donostia o Zarautz, ya que a media tarde empiezan a venir los peregrinos que han ido a la playa: en bikini, con pareos, en traje de baño…, incluso con tabla de surf, pero aunque parezca mentira son nuestros peregrinos.
E pur si muove.... A pesar de todo cada año, en pleno centro, conseguís abrir y gestionar un albergue de donativo estival, un auténtico milagro. ¿No sería mejor alargar la temporada?
Los locales en Donostia son prohibitivos, las autoridades municipales, dada la saturación de turistas, no desean mochileros, por lo que no tratan en absoluto de solucionar el problema y, en realidad siendo sincero, a día de hoy, un albergue de menos plazas, que funcionara todo o gran parte del año, como ya he indicado, lo tendríamos que cerrar en verano. Me imagino los problemas que representaría para el hospitalero en verano un albergue de 40/50 plazas, con peregrinos que o bien salen de Irún a las 4 de la madrugada, o bien llegan en autobús o tren. Cada día te piden, descaradamente, los horarios de autobús o tren para desplazarse al siguiente albergue
En pocos lugares como en Donostia ha cambiado tanto la oferta de albergues, con muchas alternativas entre los juveniles y los hostel.
Salvo que nosotros instaláramos un albergue, cualquier hostel, en verano especialmente (estamos en una sociedad capitalista), puede cobrar 80/100 euros por dormir en una litera junto con otros siete. El verano es corto y el invierno muy largo, por lo que hay que hacer caja.
Ya hace años habías presentado la propuesta de una Fundación para los albergues de donativo del Camino de Santiago. Siempre nos ha parecido una buena idea, con un fondo común de autoayuda ¿por qué crees que no ha llegado a cuajar?
En la asamblea de la Federación que tuvimos en San Sebastián en 1991 se aprobó, pero luego se pospuso. He insistido reiteradamente e incluso presentado un nuevo y atractivo proyecto en el Foro de Jaca de 2007, pero yo diría que los protagonismos o las envidias son malas consejeras. Si en su día me hubieran hecho caso en la Federación, ahora gestionaríamos directamente decenas de albergues en muy distintos caminos.
Nuestra Asociación tiene una Fundación, nuestros albergues funcionan con donativo y la tercera parte del bruto que deposita el peregrino lo destinamos a los parados u otras necesidades sociales, según nos indiquen los ayuntamientos que nos ceden los locales.
Otro caballo de batalla son las nuevas normativas sobre albergues que están a punto de ser aprobadas tanto en Euskadi como en Asturias o Castilla y León. ¿Habéis participado en su elaboración? ¿Pueden suponer, como algunos indican, un problema para los albergues de donativo?
En el primer proyecto de albergues turísticos y del Camino de Santiago, participamos activamente, pero los de ahora son más listos, nos han enviado el anteproyecto y hemos presentado alegaciones lógicas, pero me temo que no nos harán mucho caso. Pero no habrá ningún problema: cerraremos los albergues que no reúnan los requisitos que nos exigen y se acabó.
Dicen que quieren regularlos para que tengamos un soporte legal que nos ampare, pero el poner soluciones puede ser fácil, lo difícil es aplicarlas, y más si quien tiene que aplicarlas es un voluntario que debe enfrentarse a un peregrino que no atiende a razones. Ponemos carteles estableciendo prioridades de acogida, partiendo de unos kilómetros mínimos, pero resulta muy difícil, nos causa muchos problemas, reclamaciones, etc.
Para concluir, te pedimos, como hacemos habitualmente, que nos hagas un pronóstico sobre cuál puede ser el futuro, a corto plazo, de la peregrinación jacobea, y más concretamente del Camino Norte.
En el Camino Norte, que tiene muchos atractivos, pienso que seguirá creciendo el número de peregrinos. Sin embargo, en general hoy los que hacen el Camino son más turistas que peregrinos, especialmente, como ya hemos señalado, en verano, en que completan tramos cortos entre capitales unos días, una semana. Lo que tendríamos que intentar es que la iniciativa privada instale albergues en los pueblos intermedios, para que puedan ofrecer unos precios asequibles al peregrino.
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