Monasterio de Santa María de Sandoval, una visita excepcional
Uno, consciente de que la fiebre amarilla arrecia (mal que consiste en poblar de flechas todo territorio que aspira a ser regado con el maná jacobeo en forma de peregrinos y turistas que compran, comen y duermen en los pueblos, y que está causando estragos en la Península Ibérica, en Portugal también, sí señor, con virulencia inusitada), sospecha ya del color y del vector, y va provisto de un radar para detectar oportunismos y fraudes, de todo género, entre los que de forma tardía se quieren sumar a la gran bacanal como si no hubiera otra forma de desarrollo que los caminos de Santiago.
Pues bien, pasando el otro día entre Mansilla de las Mulas y el Puente Villarente, donde en breve tendremos que hablar del magnífico destrozo que allí están practicando los del Ministerio de Fomento para que los vehículos a motor (¿el futuro?) circulen con más comodidad, nos encontramos con lo que sigue:
Un rodeo señalizado entre Mansilla y Villamoros de Mansilla
De forma bastante discreta, lo que ya nos sugiere que la intención no es embaucar a los incautos peregrinos desinformados, a la salida de Mansilla se propone un rodeo por Mansilla la Mayor y Villaverde de Sandoval que conduce, en última instancia, a Villamoros de Mansilla: 4,5 km por el Camino Francés, 10 km por la variante.
Las señales y carteles dispuestos por el municipio de Mansilla Mayor, similares a los oficiales y homologados del Camino de Santiago según el patrón consagrado en su día por el Consejo de Europa, nos van guiando por Mansilla Mayor, Villaverde de Sandoval, Nogales y, a partir de aquí sobre pistas agrarias, hasta Villamoros de Mansilla, un trayecto plano que, desde luego, resultará muy grato a los bicigrinos.
A lo largo del recorrido se han colocado carteles informando sobre diversos aspectos del paisaje, la historia y el patrimonio, y habilitado alguna área de descanso. Asimismo, como experiencia piloto, en un par de albergues de Mansilla se ceden sin coste alguno, a los peregrinos que quieran conocer el monasterio de Sandoval, bicicletas para que puedan desplazarse hasta él por la tarde.
Hasta aquí pas de problème, pues se puede entender que quienes se sitúan en los alrededores del Camino de Santiago deseen animar a los peregrinos más curiosos, y a los que hacen la ruta con una vocación más turística y cultural, para que visiten lugares de interés próximos. Esto ya sucede, en esta misma zona, con el templo de San Miguel de la Escalada, bastante más alejado del itinerario (12 km) que el monasterio de Santa María de Sandoval (3,4 km), que sin duda también tiene una gran relevancia y hasta ahora permanecía en el anonimato.
Si París bien vale una misa…
…el monasterio cisterciense de Santa María de Sandoval merece con creces el desvío, sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de peregrinos, en esta jornada, hacemos una etapa corta y facilona entre Mansilla y León (18,5 km).
Uno de los encantos del vasto edificio radica, precisamente, en ofrecernos esa visión romántica, tan propia de ciertas abadías normandas, galesas o irlandesas, que proporcionan las ruinas. En España, pese al gran tonelaje del patrimonio por metro cuadrado que poseemos, no somos muy dados a consolidar ruinas, y sí más a restaurar o rehabilitar dentro de lo posible. El caso que nos ocupa constituía realmente una urgencia, pues de no haberse desarrollado las últimas campañas de restauración por parte de la Junta de Castilla y León, aunque ejecutadas con criterios más que discutibles en la elección de técnicas y materiales, es posible que las dependencias conventuales, dado el estado de abandono en que se encontraban, fueran ya irrecuperables.
Fundación de los condes Pedro Ponce de Minerva, mayordomo de Alfonso VII el Emperador, y Estefanía Ramírez, enterrados en la iglesia, la casa perteneció a la orden del Císter, y comenzó su andadura, en 1171, con monjes procedentes de La Santa Espina (Valladolid). Durante la Edad Media, a través de numerosas donaciones y con el apoyo explícito de los reyes de León y el linaje de los fundadores, llegó a poseer un amplio dominio, sucediéndose varias fases constructivas, entre ellas la inicial del s. XII-XIII, reflejo del más puro espíritu bernardo, y la ampliación gótica del s. XV en la iglesia. Por desgracia, la fábrica padeció dos incendios devastadores, en 1592 y 1615, que obligaron a reedificar la mayor parte de las dependencias conventuales en los s. XVII y XVIII.
Luego vino la desamortización de Mendizábal, y una intensa rapiña de elementos constructivos durante el s. XX, y el monasterio corrió peor fortuna que otros de la orden, llegando a nuestros días con casi un 50% de sus edificaciones perdidas o sumamente deterioradas. Más allá de los remiendos, ejecutados en las últimas décadas, sigue sin existir un plan de futuro para el edificio.
Una visita excepcional
Sorprendente la visita, en gran medida por el entusiasmo que pone su guía, Lucía, una joven técnica en turismo del pueblo que no solo transmite conocimientos, sino también vivencias, lo que nos permite sentir que el patrimonio es cosa de todos, primeramente de los vecinos y de la comarca, pero también de todos los peregrinos y amantes del arte.
El largo recorrido, que se puede prolongar casi al estilo de una visita personalizada con permanente aclaración de dudas, ¡todo un lujo!, comienza por el templo. Como decíamos representa bien, sobre todo la cabecera, con sus tres ábsides de planta semicircular, y el arranque de las naves, con la portada norte y su soberbio geometrismo, el austero espíritu del Císter, plasmado en la piedra caliza de Boñar.
En el interior se pueden apreciar los mausoleos de los condes fundadores (s. XIII) y un tercer sepulcro de un caballero, así como el retablo mayor dedicado a la Vírgen de la Salud (Pedro Sánchez, 1618), la fina talla de la Quinta Angustia (s. XVI) o las imágenes barrocas de San Goroteo y un Matamoros, sin olvidar el relicario (trasaltar) y un coro que, como en las catedrales, entorpece la visión del conjunto por haber sido colocado, tras su restauración, en la nave central.
El claustro que subsiste, clasicista del s. XVII, aún nos permite contemplar la entrada de la Sala Capitular medieval, así como otras dependencias (Almacén, Casa del Abad, Sala de Monjes, Cocina, Refectorio, Dormitorio, Lavatorio) que poco a poco se van restaurando. Exenta de la conventual permanece la Panera del s. XVIII, cuya techumbre se desplomó en 2010, propiedad de la Junta Vecinal y que está ahora mismo siendo restaurada. También fue recuperado el gran palomar.
Entre las mejores noticias para vivificar el monasterio, cuya iglesia sigue cumpliendo las funciones de parroquia, están las actuaciones que cada primer domingo de mes, de mayo a octubre, realiza la Coral Gregoriana del Císter de Sandoval, con la que incluso ha colaborado el famoso gaiteiro Carlos Núñez. Sus conciertos, con todos los miembros tocados con antiguos hábitos, devuelven por un instante a la abadía a sus tiempos pretéritos.
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