Empatía, ¿por qué conectamos tanto con otros peregrinos?

Aquí tenemos una respuesta poco romántica, pero real desde un punto de vista neurológico.

Bien es sabido por todos los que hemos hecho algún Camino de Santiago que solemos empatizar muchísimo con casi todos; incluso a los que no nos terminan de caer «demasiado bien» les cogemos un irremediable cariño. ¿Os ha pasado? Seguro.

ayuda-peregrinos.jpg

La empatía, el afecto más importante entre peregrinos
La empatía, el afecto más importante entre peregrinos

En el Camino podemos llegar a formar lo que llamamos familia peregrina con personas que no conocemos de nada, y esa familia se forma enseguida. 

¿Es esto normal? ¿Qué pasa aquí? La respuesta es simple: las neuronas espejo entran en acción, conectadas con el sistema límbico. Ahora lo explico brevemente. 

Primero hay que decir que el Camino de Santiago es un contexto perfecto para fluir y sentirnos libres, sobre todo en lo relacionado con las emociones. Es el contexto perfecto para soltar esas ataduras racionales que llevamos impuestas y dejar que las emociones tomen papel protagonista.

Antes de hacer mi primer camino, la única referencia que tenía del Camino de Santiago era por alguna persona conocida que me había recomendado hacerlo (me lo recomendaban porque ellos afirmaban era algo maravilloso y a mí me gustaba caminar. Por lo tanto, siguiendo ese razonamiento tan lógico, me ponían el Camino de Santiago en la lista de «cosas que yo tenía que hacer»).

Pero resulta que yo soy de ir muy a mi aire y no terminaba de convencerme la idea. Pensaba que eso del Camino de Santiago no era para mí. A mí me gustaba la montaña (cuanto más alta mejor) y hasta lo que yo sabía, el Camino de Santiago no era alta montaña. 

Sólo había algo en esas personas que me inquietaba y empujaba a hacerlo… y era esa luz en los ojos tan extraña, como poseídos por un algo místico o sobrenatural o como si estuviesen bajo los efectos de alguna droga. Me hablaban del Camino de Santiago como algo excepcional y era evidente que ellos lo percibían así. 

Por eso me lancé a hacer mi primer Camino (elegí el Primitivo). Las culpables de que yo me lanzara por primera vez al Camino fueron mis neuronas espejo. 

Las neuronas espejo son unas células relacionadas con la empatía y con las conductas de imitación y comportamientos sociales.

Esa reacción que tenemos al ver esa luz en los ojos de las personas que hablan de sus caminos y también esa familia que hacemos cuando conectamos realmente con otros peregrinos en el camino, es consecuencia de las denominadas «neuronas espejo» que son, como ya he dicho, las neuronas de la empatía. 

La empatía es la capacidad que tenemos de ponernos en el lugar del otro, de poder sentir las mismas emociones y por lo tanto de poder conectar con otras personas. 

Las neuronas espejo son las encargadas de que nos emocionemos cuando vemos la luz en los ojos de los que hablan del camino (empatía) y nos empujan a hacerlo también (conducta de imitación). Son las responsables de que nos emocionemos al percibir la emoción del otro.

Son las encargadas de que, cuando vemos a un peregrino en apuros, lo ayudemos sin cuestionárnoslo (comportamiento social), son las encargadas de que sintamos la misma emoción cuando vemos a un peregrino llorar al finalizar su camino en la Plaza de Obradoiro en Santiago de Compostela y nos pongamos a llorar también aunque no lo conozcamos de nada (a mi me encanta sentarme en la plaza del Obradoiro a ver llegar peregrinos, me emociona de una forma extraordinaria. Mis neuronas espejo van a mil).

En resumen: las neuronas espejo en el Camino de Santiago son casi las protagonistas de nuestra conexión maravillosa con otros peregrinos. Son las encargadas de esa conexión emocional real que sentimos en el Camino con otros peregrinos. Goleman, en su libro Inteligencia Social lo llamaba «wifi neuronal». 

Cuando le damos un abrazo a otro peregrino porque llora, porque se siente triste o alegre por alguna vivencia de esas que nos contamos los peregrinos en el Camino y sentimos su misma alegría o su misma tristeza… ahí, están actuando las neuronas espejo que están conectadas con el sistema límbico (que podríamos decir que es el «cerebro emocional»).

A parte de esto hay personas más expresivas que otras, más emocionales que otras; pero el hecho de que no se exprese una emoción, no quiere decir que las neuronas espejo no estén ahí. Simplemente algunos manifestamos las emociones de una forma más explícita que otros.

Ahora todo encaja, ¿verdad? :D La conexión entre peregrinos no es magia, percibir esa emoción de alguien cuando cuenta su experiencia del Camino es totalmente real, muy humano, pero no hay nada místico en ello…  ¿pura biología neuronal? Tal vez… en todo caso, es maravilloso ;) 

Podemos decir que el Camino de Santiago es un contexto perfecto para muchas cosas, una de tantas es… permitir que nuestras neuronas espejo caminen a su ritmo.

Psicóloga y peregrina www.nievescasanova.es

Comentarios
sandrocarm
Imagen de sandrocarm
Muchas gracias Nieves, por ese artículo tan claro y tan bien contado. Me gustaría sin embargo hacer una apreciación en la relación entre mística y biología. Al menos en la tradición cristiana que conozco mejor (ese carm de mi nombre viene de carmelita) y posiblemente en otras tradiciones que también conozco pero menos, la mística es un fenómeno humano. Es decir algo que experimentamos las personas en tanto que capaces de abrirnos al Otro a lo trascendente, pero desde nuestra propia biología y psicología. Por tanto es necesario que biológicamente podamos ser capaces de empatizar, si no no habría mística alguna, pues sería imposible tener una relación con Dios. La psicología también juega un papel importante en ello pues es también parte fundamental de la persona humana. Sin duda alguna en cuanto a la apertura a lo trascendente y a Dios en el mundo de la psicología hay distintas escuelas, pero desde el punto de vista de la mística no se puede entender sin lo biológico ni lo psicológico. Perdona la parrafada y espero haberme explicado. Muchas gracias de nuevo por tu artículo que me ha gustado mucho.
Nieves Casanova
Imagen de Nieves Casanova
Sandrocarm, ¡hola! Sí, así es. Y es algo que me fascina enormemente. He leído algunos artículos de neurología precisamente de la conexión entre la neurobiología y las experiencias espirituales (independientemente de la religión a la que se pertenezca) y la verdad es algo que me parece maravilloso. De verdad. Espero profundizar más en ello. Biología y espiritualidad van de la mano. En mi opinión, creo que nunca deberían haberse enfrentado. Espero que científicos biologicistas y místicos de diferentes orientaciones hagan las paces de una vez. Un abrazo y gracias por el aporte. Nieves.