De Sarria a Santiago, ¿es hacer el Camino de Santiago?

Las incógnitas sobre la afluencia al Camino de Santiago en este Año Santo, en este Xacobeo 2010, ya están despejadas. Aun sin datos concretos, podemos afirmar que esta primavera y verano el Camino Francés en Galicia ha estado en perpetua masificación, lo que conllevará un importante aumento de Compostelas expedidas, mientras que las demás CCAA han sufrido un mengua en el número de caminantes (algunas fuentes afirman que entre un 20% y un 30% respecto al año anterior), para desesperación de los numerosos albergues privados inaugurados en los últimos tiempos.

Por los que respecta a los otros caminos, cabe apuntar aumentos en el número de peregrinos en todos ellos, y de forma especialmente significativa en el Camino del Norte y en el Camino Primitivo. Es impresionante el éxito de estos dos caminos en los últimos cinco años. Por otra parte, y como es habitual, la proporción de peregrinos extranjeros en las rutas alternativas es muy superior a la del Camino Francés.

Volviendo al Camino Francés, parece obvio que el Año Santo ha echado para atrás a los peregrinos que desean realizar el camino completo, mientras que por el contrario ha animado a muchas personas a recorrer los últimos cien kilómetros, de Sarria a Santiago, los justos y necesarios para obtener la Compostela, visitar la ciudad santa y ganar, los católicos, la indulgencia plenaria.

Caminar de Sarria a Santiago, ¿es hacer el Camino de Santiago? A mi entender no y los motivos son numerosos. Primero porque son muy pocos días para experimentar la extraordinaria catarsis física y mental a la que nos aboca el camino cuando nos sumergimos enteramente en él. Tampoco podrá nunca entenderse el camino sin cruzar sus distintos paisajes y paisanajes, los hayedos y los prados del pirineo navarrés, las suaves colinas con plantaciones de vides de las tierras riojanas, las extensas llanuras cerealistas castellanas, los robles y castaños de los montes leoneses, la mágica ascensión a O Cebreiro siguiendo ancestrales corredoiras... No podrá tampoco entenderse sin los días de lluvia, sin el calor, el frío o el viento, sin el cansancio, sin la alegría de caminar hacia una lejana aldea al atardecer, sin la contemplación serena del paso de las horas sin más.

Por supuesto, forma parte de la más inalienable libertad individual el decidir el lugar de inicio del camino, y quizá para algunos hacer de Sarria a Santiago puede incitarlos a realizar el camino entero en otra ocasión. Pero hacer los cien últimos kilómetros no deja de ser una superficial peregrinación express, un malogrado intento de aprehender la esencia del camino, puesto que se reducen a la mínima expresión las dos las cualidades imprescindibles para una experiencia trascendente: el espacio y el tiempo.