Mozárabe de Almería a Granada, el «Camino de los Sentidos», Premio Elías Valiña 2019
Al cabo de casi dos años y tras varios aplazamientos debidos a los sucesivos cierres por la pandemia, finalmente la Asociación Jacobea de Almería - Granada Camino Mozárabe ha podido recibir el premio Elías Valiña que les fue concedido en 2019. El acto de entrega de distinciones por parte del Conselleiro de Cultura, Educación y Universidades de la Xunta, Román Rodríguez, tuvo lugar en Compostela el pasado 13 de diciembre, y en el mismo se homenajeó tanto a los diferentes ganadores de la edición de 2019 como a los del 2020. En nombre de la Asociación Almería-Granada recogió el trofeo su presidenta, Mercedes Murillo, una mujer extraordinaria por la energía que transmite y con quien hemos mantenido una conversación acerca del que ya todos conococen como el «Camino de los Sentidos».
«Este sueño se ha hecho realidad gracias a la pasión y al trabajo diario de mis compañeros de la Asociación», nos explicaba Mercedes desde Compostela. «También dedico el premio a nuestros hospitaleros voluntarios y a los Ayuntamientos de cada uno de los pequeños municipios del Camino Mozárabe, por creer en este proyecto. Pero sobre todo a Don Elías, cuyo mensaje transgeneracional debe seguir marcando, hoy más que nunca, nuestra hoja de ruta».
Elías Valiña, el gran alquimista del Camino
En sus palabras al recoger el premio, Mercedes Murillo se refirió a lo mucho que debemos a Elías Valiña: «Él, como el gran alquimista jacobeo que fue, nos ha ido revelando cada uno de los ingredientes y la receta de esa fórmula magistral que es el Camino de Santiago, cuáles han de ser los valores fundamentales de nuestro movimiento asociativo, aquello que el Camino debe representar para las personas que lo vivimos in situ y cómo debe ser la acogida a los peregrinos que lo recorren».
La presidenta almeriense insiste en la importancia del legado que nos dejó el párroco de O Cebreiro, recuperador del Camino a finales del siglo XX y artífice de las flechas amarillas: «El Camino es hoy lo que es gracias a este genio, sin él probablemente no habría ni caminos ni asociaciones jacobeas. Todos deberíamos limitarnos a algo tan simple como seguir sus enseñanzas, lo que nos dejó en sus escritos». Al mismo tiempo, no duda en criticar la utilización que se hace de esta ruta milenaria desde ciertas administraciones y grupos empresariales: «En la mayoría de congresos que se celebran hoy sobre el Camino de Santiago, tanto el espíritu del camino como los peregrinos brillan por su ausencia, pues todo está enfocado a fomentar el turismo. A menudo, los promotores de esos eventos presentan las rutas jacobeas como un simple paquete turístico y de ocio, como si fuese un parque temático, un Disneyland para senderistas… Hay que fomentar de nuevo los valores propios del Camino, y en especial la generosidad, la fraternidad y la hospitalidad».
«Aunque sea un camino todavía poco conocido, somos el tramo con más albergues de donativo de toda Andalucía, y tal vez de buena parte de España». Mercedes Murillo ha comprobado que, cada vez que se abre un nuevo albergue de acogida, aumenta al cabo de pocos meses el número de peregrinos: «Y eso, a la larga, redunda en beneficio del resto de establecimientos de la localidad».
«Asociaciones como la nuestra, con apenas nada, somos capaces de hacer un montón de cosas. Piensa que con unos pocos miles de euros, mucho menos de los que se gasta la Administración en cualquier fórum supuestamente jacobeo, nosotros tenemos para equipar completamente un albergue: literas, colchones, sanitarios, muebles de cocina, electrodomésticos…» Me explica que suelen encargar monolitos de repuesto —todos en granito, con la flecha y la vieira grabadas— en una cantera de una provincia limítrofe, pues así les salen más baratos: «Hicimos un pedido hace dos semanas, el viernes uno de nuestros socios los fue a buscar con una furgoneta alquilada, y el sábado ya los habíamos colocado a lo largo de la etapa correspondiente. Dicho y hecho. Es la ventaja de las asociaciones frente a la Administración, donde todo se ralentiza debido a la burocracia».
Una asociación muy joven
«Nuestro germen fueron los Grupos de Desarrollo Rural. Gracias a ellos se inició la documentación y señalización de esta ruta histórica, en principio de forma incipiente, apenas un azulejo a la entrada y la salida de cada pueblo». Más tarde comenzaron a pintar flechas, a colocar mojones de granito y a tejer complicidades con los responsables municipales. La Asociación como tal fue constituida en 2014, y desde entonces se ha encargado de coordinar la señalización, la atención y la acogida al peregrino en este tramo del Camino Mozárabe. La de Almería-Granada probablemente sea la asociación jacobea con una media de edad más joven: «La mayoría de nuestros miembros son personas en plena vida laboral, muy pocos están jubilados», y ese plus de juventud les permite enfocar cualquier tarea con mayor energía y pragmatismo.
«La Asociación está compuesta por más de 160 socios entre personas físicas y jurídicas, estas últimas en su mayoría Ayuntamientos del tramo que gestionamos y establecimientos de nuestra red de acogida”, nos explica Mercedes. El equipo de dirección está formado por 17 personas, todas las cuales cumplen funciones de apoyo en las diferentes localidades por donde pasa la ruta. “Nuestra misión es dar servicio al peregrino, especialmente en las etapas entre Almería, Guadix y Granada, aunque también colaboramos con otras asociaciones».
Una de las tareas habituales consiste en resolver las dudas de quienes desean realizar el Camino Mozárabe. Para ello utilizan tanto los canales tradicionales (web, teléfono, email) como el Facebook. Además de las reuniones semanales en el local de la Asociación, donde también entregan credenciales —ahora con cita previa—, tienen puntos de atención al peregrino en Almería y Guadix: «Si nos avisan de su llegada, les asignamos un voluntario que atenderá sus preguntas e incluso les puede ayudar a planificar la ruta».
Además, la Asociación ha llegado a pactos con muchos establecimientos convencionales —casas rurales, hoteles, hostales, restaurantes— para que hagan precios especiales a los peregrinos con credencial, publicando mensualmente un PDF con el listado de dichos alojamientos, sólo los de precio reducido. «Pero lo más importante es disponer de albergues, bien de donativo o privados a precio mesurado, en cada final de etapa». Gracias a su insistencia, este objetivo se ha conseguido: «Tuvimos que convencer a muchos ayuntamientos para que cediesen algún local o equipamiento donde ubicar albergues. Nosotros nos encargamos de reformarlos y equiparlos, gracias a subvenciones y ayudas que buscamos». Una de las mayores contribuciones en los últimos años ha sido la de American Pilgrims, organización filantrópica que aporta fondos para proyectos concretos y que después envía a miembros de su directiva para fiscalizar que éstos han sido bien utilizados. «Finalmente, la gestión de los albergues de donativo y la atención al peregrino se realiza gracias a nuestros asociados o mediante hospitaleros voluntarios, que están siempre en contacto con los responsables de la etapa anterior y posterior».
Yo mismo, que caminé este tramo del Camino Mozárabe en enero de 2017, pude comprobar hasta qué punto los miembros de la Asociación arropan a los peregrinos, no sólo por la existencia de albergues de acogida, sino también porque en todo momento sabían de dónde habías salido y dónde ibas a llegar en cada jornada: «Utilizamos grupos internos de whatsapp entre nuestros hospitaleros para comunicar a diario quien o quienes parten de Almería, y dónde se supone van a pernoctar… Así no se nos pierde nadie, jajaja». En mi caso, en varias ocasiones al llegar a la plaza de un pueblo o al entrar en un bar, alguien me reconocía: “Hombre, usted debe ser el peregrino de Barcelona que hoy salió de Huéneja”. Increíble. Más que controlado, la sensación era de estar siempre acompañado, incluso diría mimado, por los ángeles de la guarda de la Asociación, lo cual se agradece en un camino de por sí solitario. Recuerdo en especial cuando, ante la inminencia de una borrasca, me telefonearon varias veces para avisarme que se preveían nevadas intensas, y no pararon hasta convencerme de que debía quedarme en un pueblo de la sierra, sin avanzar. En efecto, estuvo nevando toda la noche y buena parte del día siguiente, dejando impracticables tanto el camino como las carreteras, pero gracias al aviso pude permanecer, caliente y a resguardo, en el albergue de La Peza.
Mercedes Murillo es taxativa: «Nuestra filosofía es que los protagonistas en el Camino deben ser los peregrinos, no los turistas. No gestionamos un recorrido de senderismo, ni una ruta de tapas». Y tiene muy claro cómo llevarlo a la práctica: «Las cuestiones que nos consultan los que quieren venir al Camino Mozárabe son siempre las mismas: ¿El recorrido está bien señalizado? ¿Hay albergues? Pues ésas deben ser nuestras responsabilidades: informar, señalizar y conseguir que haya alojamientos de acogida en cada pueblo. A la larga, una mayor afluencia de peregrinos acaba fomentando la iniciativa privada, y no al revés».
A la vez que informan, los voluntarios y hospitaleros aplican filtros para evitar que haya listillos que aprovechen la infraestructura de acogida para hacer turismo, sin caminar: «Los albergues, sobre todo los de donativo, tienen que ser exclusivamente para peregrinos. A los aprovechados se les detecta fácilmente, y si alguien no nos inspira confianza, no le concedemos la credencial y punto. Cuando intuimos que no vienen a caminar las etapas, les sugerimos que mejor se vayan a hacer turismo a la Costa del Sol o al cabo de Gata». La red de información entre hospitaleros resulta muy eficaz: «Si alguien hace un uso indebido de los albergues, no dudamos en ponerle de patitas en la calle».
Muy pronto, la guía-web completa
En los próximos meses Gronze va a finalizar la publicación de la guía-web del Camino Mozárabe, completando la documentación de las etapas que faltaban del tronco central Granada-Córdoba-Mérida, y durante 2022 se añadirán las guías del resto de ramales, con todas las etapas desde Almería, Jaén y Málaga. «El posible aumento de peregrinos va a ser un reto para nosotros, pero estamos preparados», nos asegura Mercedes Murillo. «Aunque sea una ruta poco concurrida, este Camino de los Sentidos es como un goteo, pues casi cada día parte algún peregrino de Almería, ya sea solo o en pareja, a veces grupitos de dos o tres ciclistas». Casi todos son peregrinos expertos, con varias Compostelas en su haber, la mayoría extranjeros: centroeuropeos, nórdicos, australianos, canadienses, estadounidenses… «Predominan los jubilados que vienen a caminar sin prisas por Andalucía y Extremadura, pasando por Granada, Córdoba y Mérida, donde se incorporan a la Vía de la Plata; muchos prosiguen la ruta hacia el norte, por Salamanca y Zamora». Desde Almería a Compostela son alrededor de 1380 kilómetros, o sea casi dos meses de recorrido a pie.
Mercedes compara, muy gráficamente, el Camino Mozárabe con un pequeño río de peregrinos cuyo caudal aumenta gracias a sus múltiples afluentes: «A los que salen de Almería hay que sumar los que arrancan en Granada, más alguno que sale de Jaén y otros, cada vez más, desde Málaga, donde llegan muchos vuelos nacionales e internacionales». El tramo final en que todos coinciden, entre Córdoba y Mérida, es donde en algunas épocas suelen darse problemas de capacidad: «En esos puntos se tendría que convencer a los Ayuntamientos para que abriesen albergues públicos».
Éste es, al mismo tiempo, un camino lleno de historia y de leyendas, como la de los siete varones apostólicos de los primeros tiempos de la evangelización de la Bética romana, entre ellos Torcuato, obispo de Acci (Guadix), cuyos restos mortales fueron trasladados a Galicia (tal vez tengan mucho que ver con el origen del mito jacobeo, Traslatio y reina Luparia incluidos). Mucho más documentada es la utilización de esta ruta por mozárabes, no sólo monjes sino también por albañiles, artesanos y sus familias para ir a repoblar los lejanos valles del norte peninsular en los siglos IX y X.
Le pregunto por el sobrenombre «El Camino de los Sentidos» con que se conoce el tramo del Mozárabe entre Almería y Granada: «Este lema no lo inventamos en la Asociación, sino que fueron los peregrinos quienes empezaron a utilizarlo, y ha tenido éxito como eslogan, es muy sonoro y pegadizo». Sin duda hace referencia a las notas sensoriales que experimentamos en estas etapas con paisajes tan contrastados: vista, oído, olfato, gusto… Incluso el tacto, que en mi caso asocio a la dulce caricia del viento en la Alpujarra.
Para finalizar, recordaré las palabras con que Mercedes Murillo cerró su parlamento en el acto de entrega del premio, el pasado 13 de diciembre: «El Camino de Santiago es un patrimonio inmaterial con más de mil años de historia, un legado de nuestros mayores que debemos proteger. Es custodiar las miles de almas que pusieron sus vidas bajo la providencia del Apóstol, y las miles que la seguirán poniendo. Necesitamos la fuerza necesaria, la misma que en su día nos dió Elías Valiña, para preservar este tesoro a las generaciones futuras. Ultreia et Suseia!»
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