Gina: La llamada de «PACE»
Entrevistamos a Regina Gisbert (Alcoy, 1986), que junto a María Pardo ha creado un original juego de cartas, Ultreia, sobre el Camino de Santiago. Al igual que le ha ocurrido a otros muchos peregrinos, Gina experimentó una irresistible llamada a través de signos que evidenciaban una causalidad que escapa a nuestra comprensión racional. Esos signos premonitorios le impulsaron a echar el ancla, hace ya once años, en Palas de Rei.
Nos interesaría, en primer lugar, saber cómo llegaste al Camino: ¿pura casualidad, voluntad decidida, una conjunción estelar?
Más cercana a la conjunción estelar. Yo soy valenciana, en 2009, cuando hice mi primer Camino, estaba en un momento de cambio de rumbo, aún sin saber muy bien qué quería hacer o hacia dónde dirigirme, así que solicité una beca para cursar mis estudios en Grecia durante un año, pensando que quizá ese tiempo me ayudaría a encontrar mi Camino. A modo de despedida, junté a cinco de mis mejores amigos, y decidimos hacer el Camino de Santiago del Norte, sin saber muy bien de qué se trataba o lo que íbamos a encontrar una vez en Irún.
¿Y la elección de Palas de Rei para echar raíces en Galicia a pie de ruta, que tenía de especial este lugar para ti, flechazo ambiental o personal?
Después de Caminar durante más de un mes, y totalmente imbuida por la magia del Camino, y por todas las cosas trascendentes que nos fueron sucediendo a lo largo de nuestro caminar, decidimos escuchar la recomendación de una peregrina alemana, con la que habíamos entablado amistad durante algunas etapas, de visitar una casita a pie del Camino Primitivo, en un punto intermedio entre Melide y Palas de Rei, un respiro en el Camino regentado por una peregrina burgalesa que habiendo caminado la ruta jacobea decidió echar raíces en Galicia, entrelazando su vida con el Camino.
Creo que este lugar os gustará mucho, nos había dicho la peregrina, y lo reconoceréis por la bandera de PACE que ondea sobre su puerta. Estas banderas de PACE fueron la versión Italiana de nuestro «No a la Guerra» allá por el 2003, y en mi piso de estudiante de Valencia tenía una en mi salón, que había traído mi compañera de piso. Me pareció una coincidencia suficientemente significativa y divertida, que inclinó la balanza para desviar un poco nuestro camino en busca de aquel pequeño refugio.
Algunos meses después, ya instalada en Galicia, cuando ya había decidido que no viajaría a Grecia, y que había terminado encontrando lo que buscaba durante mi peregrinaje, descubrí que la que había sido mi compañera de piso en Valencia también había hecho el Camino de Santiago dos años atrás, y que casualmente también había encontrado aquel pequeño refugio en el Camino Primitivo, y que de regreso a casa había terminado enviando la bandera de PACE para que ondeara en aquel lugar. Aquella bandera de PACE que me empujó a encontrar aquel lugar no es que fuera cómo la de mi piso de Valencia: ¡era exactamente esa misma bandera! Desde aquel momento, y como un presagio, mi vida quedó vinculada a Palas de Rei, y al Camino de Santiago.
Sabemos que os habéis afanado, durante la pandemia, en crear un juego de cartas, Ultreia, que tiene algo de juego de rol, todo él inspirado en el Camino. Cuéntame algo más, lo que no se puede leer en vuestra web, cuál fue la inspiración.
Entre muchas otras cosas que descubrí en los doce años ya que llevo viviendo en Palas de Rei, encontré a una de mis grande amigas, María, con la que comparto muchas pasiones en común entre las cuales se encuentran los juegos de mesa, y el patrimonio histórico y cultural de Galicia, y el Camino de Santiago. Fue en una de esas tardes de lluvia gallega, en medio de unas partidas a juegos de mesa, en la que echamos de menos un juego que pudiera conectar con la experiencia de hacer el Camino de Santiago, lo que vas encontrando en sus etapas, sus monumentos, sus tradiciones ancestrales, la gastronomía, y además todos los inconvenientes o experiencias relevantes que le pueden dar un giro a tu vida. Nos pareció que podría ser un juego increíble, tanto para preparar el Camino de Santiago, como si fuera una guía y una forma de aprender divertida, como una herramienta con la que peregrinar y conectar con peregrinos de todas partes del mundo a lo largo de la ruta. Cuanto más desarrollamos todo el potencial que podría tener un juego así, fuimos cayendo en la cuenta de que quizá éramos nosotras mismas las que teníamos que darle forma.
Se han establecido comparaciones entre el Camino y el juego de la Oca, con un simbolismo iniciático hacia una meta, con un recorrido lleno de pruebas, fases de aprendizaje, trampas (Paulo Coelho supo sacarle mucho provecho a esto). ¿No crees que el Camino supone, en cierto modo, también un juego, con ganadores y perdedores, en el que cada actor representa un papel?
Sin lugar a dudas nuestra forma de entender el Camino de Santiago parte de esto que comentas, de que es mucho más que una simple ruta de senderismo en la que vas recorriendo etapas hasta llegar a tu meta. Nosotras concebimos este recorrido como una experiencia que contribuirá a cambiar tu vida para siempre. Es por esta razón que también creemos que difícilmente pueda haber «perdedores» en el Camino, ya que sea como sea tu peregrinaje, más largo, más corto, más accidentado, o incluso interrumpido, siempre te encuentras con algo que probablemente no sabías que estabas buscando, y para nosotras era muy importante intentar plasmar algo de esto en nuestro juego.
Escogimos 10 personajes que encarnan los jugadores, basados en diferentes arquetipos de peregrinos que hemos ido conociendo a lo largo de estos años viviendo a pie de Camino: tenemos a Will Yates, el empresario estresado que busca establecer una red de albergues, y que a lo mejor encontrará algo en el Camino que le ayude con la ansiedad; a Claudine Le Jubiler, que es una jubilada Francesa que peregrina con coche escoba para cargar con todos sus accesorios; o a Aluna Liceu, una estudiante perdida buscando su camino en la vida. Cada personaje parte con una ventaja o habilidad especial, y deberá llegar a un destino diferente para poder ganar el juego. Para nosotras era muy importante enfatizar, mediante el juego, que el destino del Camino de Santiago no siempre es alcanzar la catedral en Compostela; existen otros lugares alternativos como Muxía o Fisterra, e incluso destinos que no son lugares físicos, como encontrar tu propia guía en la vida, o descubrir tu lugar en el mundo.
Punto caliente, Palas, en los 100 últimos km del Camino, y además vinculadas a la hostelería. ¿Qué os parece el ambiente que se respira en el Camino en los tramos gallegos y, sobre todo, durante la agobiante temporada alta?
La verdad es que es fascinante, un punto de convergencia entre personas que comenzaron su Camino hace un par de días en Sarria, y que empiezan a achacar sus primeras lesiones, y personas que podrían llevar más de dos meses peregrinando, desde Saint-Jean-Pied-de-Port o puntos incluso aún más lejanos, intercambiando experiencias e historias personales, de vida y de sus recorridos.
Hay un punto en que la temporada alta se dispara, generalmente en agosto, y conseguir alojamiento puede convertirse en el mayor de los desafíos en esta etapa de Palas de Rei. Entonces te encuentras a personas muy frustradas, dado que naturalmente lo único que necesitan en un momento así es sentirse tranquilas sabiendo que al llegar la noche tendrán dónde descansar y reponer fuerzas, y empatizas mucho con ese cansancio y esa desesperación que se palpa en el ambiente (se siente el cabreo en el aire). Y sin embargo, hay una parte de ti que sabe que incluso en esos momentos de mayor frustración se esconde un regalo importante del propio peregrinaje, y que seguramente será una de esas experiencias que el Camino ofrece de las que se sale con más fuerza y desprendimiento.
Muchos peregrinos, las redes sociales cada día están más saturadas en este sentido, se quejan de la deriva comercial del Camino en las últimas etapas gallegas. ¿Cómo vivís esta realidad en primera línea? ¿Tiene remedio o con la «fiebre amarilla», digamos del dólar, no hay nada que hacer?
Bueno, la cantidad de personas que se lanzan a la aventura de peregrinar a Compostela aumenta casi exponencialmente cada año, más aún en el tramo final de Galicia, dado que son muchos los que no disponen del tiempo material para caminar desde más lejos. Por lo tanto, de la misma forma van proliferando los servicios para abastecer a tanta gente, y con ello la búsqueda de un rédito comercial, entendemos que es algo natural e inevitable, y que la forma de vivir esta experiencia es algo personal y que no existen formas «mejores o peores» de hacer el Camino. En última instancia cada cual es libre de fijar su atención o no, o hacer uso o no, de los servicios, facilidades o atracciones de carácter más comercial, o emprender la búsqueda de un peregrinaje más «puro». La magia del Camino sigue estando ahí, disponible para todo el mundo.
Una de vuestras cartas, en Ultreia, es el «meigallo», las faenas o trampas que los peregrinos se hacen entre ellos. De esto hay mucho, picaresca, aprovechados, correcaminos…, ¿supera la realidad a la ficción del juego?
En el juego existen las cartas de «Magia», que se dividen en «Feitizos» (cosas buenas que pueden ocurrirte y que facilitan tu Camino), «Trasnadas» (situaciones de carácter imprevisible que aportan un poco de caos al peregrinaje) y «Meigallos» (imprevistos que entorpecen y ralentizan tu avance), y consideramos que todas ellas forman parte intrínseca de la experiencia del Camino de Santiago y del propio aprendizaje que conlleva, y por ello quisimos plasmarlas en el juego, no tanto para resaltar las «faenas» que se hacen los peregrinos entre ellos cómo los desafíos que probablemente tendrás que afrontar.
Respondiendo a tu pregunta más específicamente: sí, la realidad supera a la ficción y son increíbles, en muchos casos, las situaciones con las que nos hemos encontrado, o que nos han contado los propios peregrinos que hemos ido conociendo. Nos fascina, por ejemplo, la cantidad de veces en que alguien ha sido capaz de desviar la ruta, pintando flechas falsas en el camino (incluso varios kilómetros) para llevar a peregrinos hacia su negocio.
En Ultreia hay personajes, monumentos, también fiestas, y el ganador, como suele suceder en todos los juegos, es el que llega antes a la meta. ¿Realmente gana en el Camino el que llega antes a la meta?
Desde luego que no, creemos firmemente que el Camino no trata de cuánto caminas, ni a dónde llegas, sino de lo que te pasa en el transcurso de tu peregrinaje, por eso para nosotras fue muy importante incorporar en el juego las cartas de destino final: «Sabiduría», porque desde luego, y en muchos casos, la meta del Camino no es un lugar físico, la meta siempre es personal.
Hiciste desde Irún, el Camino Norte, ¿no te pica la curiosidad repetir desde Saint-Jean-Pied-de-Port, o incluso desde más lejos? ¿Cuál ha sido tu principal aprendizaje del Camino?
Me encantaría repetir desde Saint-Jean-Pied-de-Port, el Camino Portugués de la Costa, la Vía de la Plata, el Camino de Invierno… todo esto forma parte de las cosas que me desearía experimentar en el futuro. Para mí el principal aprendizaje del Camino es que sucede algo mágico cuando paras todo, y tu único objetivo pasa por cosas tan sencillas como dónde dormiré hoy, o hasta dónde caminaré, y lo que antes parecía tan importante pierde valor, y empiezas a darle valor a cosas más sencillas, más esenciales, las prioridades en la vida empiezan a reorganizarse, el valor del tiempo y de en qué decidimos emplearlo cambia. Y desde luego hay algo muy valioso en tener que cargar con tus pertenencias a la espalda, ya que es inevitable replantearse cuántas cosas necesitamos realmente y cuáles no lo son para nada.
Y cómo ves el futuro de la peregrinación a Santiago, ¿morirá de éxito, como vaticinan algunos, o su fuerza es tal que podrá resistir todo lo que le echen encima (agencias, turigrinos, miles de rutas, consumo fugaz,…)?
Entiendo perfectamente a las personas que auguran que el Camino morirá de éxito, cuando estás aquí dentro, viviéndolo tan desde dentro, realmente parece que se está dando un crecimiento insostenible, y sin embargo también creo firmemente que hay algo que no se puede extinguir del Camino, que de alguna forma u otra, esa fuerza que tiene seguirá estando ahí para quién realmente quiera vivir una experiencia genuina.
¿Qué recomendarías a la gente de tu generación que quiera hacer el Camino y tenga dudas?: ¿solo o acompañado, largo o corto, etapas clásicas o alternativas, con billete de vuelta cerrado o abierto, pegado al móvil las 4 horas de rigor o pasando olímpicamente de él?
Yo creo que lo importante del Camino es hacerlo siendo fiel a quién eres, a tus circunstancias y al momento de la vida en la que te encuentres, y no creo que haya una receta para hacer el Camino ideal: solo, acompañado, con móvil, en hotel, con tienda de campaña, cargando tu mochila, llevando coche escoba… ¡Haz el Camino! y todo lo demás llegará por añadidura… eso sí, creo que si dispones de tiempo, ¡cuanto más largo, mejor!
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