Hospitaleros Voluntarios, savia del Camino
Ana Barreda (Palencia, 1963) es desde 2007 la responsable de Hospitaleros Voluntarios del Camino de Santiago, organización que forma parte de la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago. ¿Posiblemente uno de los trabajos más gratificantes que se pueden hacer por el Camino de Santiago?
Para mí, sí. Como hospitalera, también lo es. Y así lo atestiguan los hospitaleros que atienden a los peregrinos en los albergues y refugios.
Coordinar, preparar cursos, burocracia… ¿Te queda tiempo para hacer el Camino de Santiago?
De una o de otra manera estoy en el Camino, pero sí, mi tiempo libre se dedica prácticamente por entero a Hospitaleros, así que tengo que buscar ese tiempo para hacer el Camino robándoselo a la familia y a Hospitaleros.
Quienes llevamos años en el mundillo del peregrinaje compostelano valoramos como fundamental el trabajo de los hospitaleros voluntarios, pero ¿crees que este reconocimiento es compartido por quienes hoy manejan la gestión del Camino, o sea, por las administraciones autonómicas? ¿Y qué decir de los empresarios que tienen alojamientos en los itinerarios jacobeos?
No trabajamos pensando en que nos valoren los políticos, ni las administraciones ni los empresarios que por el Camino hay; buscamos siempre hacer el trabajo en la manera que nos propusimos hace más de 25 años. ¡Claro que saber que los peregrinos valoran en lo máximo la acogida voluntaria nos gusta, y claro que nos satisface saber que somos modelo para otros!, pero hasta ahí. En todo caso, queremos que no se vea la acogida voluntaria como un “enemigo a batir”, porque se demostró hace mucho el “efecto llamada” cuando hay un albergue de donativo cerca; como queremos que no se llame acogida voluntaria a lo que muchas veces es economía sumergida.
Hemos escuchado a algunos empresarios, e incluso a asociaciones de albergues, siempre con escasa memoria sobre la pequeña historia de la recuperación del Camino, que los albergues de donativo son competencia desleal, y que deberían desaparecer, o darse de alta como turísticos, cuando la oferta de los privados ya es suficiente. ¿Qué les podemos responder?
Pues eso, que les falta memoria.
A propósito de lo anterior, nos preocupa mucho la nueva política turística del Gobierno de Castilla y León en este tema, y la obsesión del nuevo consejero por acabar con los albergues tradicionales de donativo. Incluso se ha creado una asociación de estos albergues para defender su legítima forma de ejercer la hospitalidad. Seguro que tienes mucha más información sobre el asunto, ¿qué nos puedes contar?
No entro a valorar si los planes de los políticos son obsesiones. Estamos pendientes de todo lo que sobre legislación en este tema se está moviendo. No sólo en los Caminos en Castilla y León sino en el resto de las comunidades por las que pasan el Camino Francés y los demás Caminos a Santiago que hacen movimientos similares. La Federación de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago no tiene en propiedad albergue alguno, por lo tanto no nos han hecho partícipes de lo que parece una iniciativa de asociaciones de propietarios de albergues. Por supuesto que nos preocupa la idea de que sea común en todas las comunidades autónomas la intención de restringir el tipo de acogida que nosotros hacemos en establecimientos que no nos pertenecen. La Federación de Asociaciones está presente en cualquier reunión que sobre este asunto se convoca. Tiempo al tiempo.
Para aligerar un poco la entrevista, vamos ahora a pedalear por un terreno llano y hablemos de cifras: ¿cuántos albergues gestiona actualmente la FEAJ?, ¿y cuántos hospitaleros trabajan cada año en ellos?, ¿de cuántos países?
En 2016, el total de albergues atendidos por Hospitaleros Voluntarios -directamente por la Federación- y los que atienden asociaciones federadas, fueron 31 albergues. Voluntarios que trabajaron en 2016 fueron casi 800, de más de 40 nacionalidades.
Me imagino que una tiene el mismo cariño por todos los albergues, pero entre los que hacemos la ruta hay algunos emblemáticos, pienso en Arrés, en Grañón, en Bercianos…
Pues mira, yo, Ponferrada. Este tipo de calificaciones terminan refiriéndose a lugares donde se comparte cena, lo que está reduciendo la hospitalidad a que “te den de cenar” y, desgraciadamente, va cundiendo tal idea. Como peregrina, me da igual un albergue que otro porque lo hace emblemático el hospitalero, no las piedras. Como hospitalera me gustan los lugares grandes, con grandes posibilidades. Si un hospitalero quiere ayudar, qué mejor que en donde puedes ayudar a 200 y no a 20 ¿no?
La decisión de no colaborar en los albergues que cobren una cantidad por pernoctar es muy meritoria, pues así se mantiene el espíritu tradicional de la acogida, pero esto ha expulsado a la Federación de algunos albergues…
Jamás nos han expulsado de lugar alguno y quiero que quede claro que nunca ha sido así. Hasta donde sé, Hospitaleros de la Federación se ha ido cuando los propietarios del albergue han decidido pedir una cantidad fija a los peregrinos; cuando se ha dado el caso, propietarios ha habido que quisieron que siguiéramos atendiendo el albergue con la nueva condición y nos hemos ido; en otros lugares no hemos empezado a atender por lo mismo… expulsión es una palabra muy fuerte. Nosotros hacemos las cosas de una manera, lo tenemos claro, queremos mantener ese estilo porque creemos en ello, porque está demostrado que es factible, porque los peregrinos lo buscan en el Camino, porque es lo que motiva a éstos a ser hospitaleros… si eso nos limita, lo aceptamos así. Pero quisiera dejar aquí constancia de que, personalmente, he sido protagonista de las mejores acogidas en lugares donde había puesto por delante 10 euros. No es cuestión de dinero sino de ganas de hacer bien las cosas en el Camino. Que no siempre es así, lo sé. Y esto vale también para algunos hospitaleros voluntarios que, en ocasiones, no tenemos nuestro mejor día.
Sabemos que hay otras asociaciones, en Euzkadi, Cantabria, Galicia, Zamora, etc, que han aplicado el mismo modelo de la Federación, e incluso algunos albergues privados también han adoptado el sistema de donativo voluntario por una cuestión de principios. ¿Estáis de algún modo coordinados para aplicar un estilo de acogida similar?
Realmente, no. Todo lo que otros hagan a nuestra manera habrá sido porque nos han conocido y comprobado que la voluntariedad del donativo y del trabajo del hospitalero no lleva a la quiebra. En el País Vasco las asociaciones de Guipúzcoa y Vizcaya no es que apliquen el mismo modelo, es que es la misma acogida.
Vuelve la montaña. ¿No se te ha pasado alguna vez por la cabeza que los albergues de donativo están, dados los aires que soplan en el Camino, condenados a desaparecer a medio plazo?
Todos los días. Pero entre nosotros hay una máxima: confiar. Y confiamos en que, en el fondo, a quien competen este tipo de cosas, sepa que el Camino no será lo mismo sin los voluntarios.
Ha habido sonadas renuncias en algunos albergues de cofradías o de la Iglesia que se han apartado del modelo del donativo. ¿No existe el riesgo de que los albergues de donativo se llenen de estudiantes sin medios, aprovechados, pícaros de diverso pelaje y vagabundos, contribuyendo a marginalizarlos?
Llevamos 25 años en el Camino: ¿será justo ahora cuando aparezca toda esa gente que dices? Quizá siempre los hubo. ¿Cuándo no hubo pícaros en el Camino? Si tuviéramos miedo, si lo tuvieran los propietarios de los albergues que atendemos, no estaríamos en el Camino. A veces, los que peor pinta llevan son los peregrinos más auténticos en el sentido clásico. No quiero ponerme pesada pero la base de nuestro modo de acogida es el humanismo cristiano, por lo tanto, todo el mundo es bien recibido. Si te pones en el Camino es con todas las consecuencias. Mejor no criminalizar antes de tiempo. No parece que los albergues que atendemos se estén convirtiendo en ghetos de “sospechosos habituales”.
Y las cuentas, ¿realmente es posible que una gestión pueda subsistir sólo a base de donativos?
Si. Cada día se demuestra que un albergue con donativo voluntario y sin cuantificar subsiste; sería del género tonto mantener abierto un establecimiento que sólo da pérdidas ¿no crees?
Para continuar la etapa en un puerto de categoría especial, ¿no habéis tenido casos de hospitaleros desquiciados por el abuso de los peregrinos, o la mayoría salen satisfechos y hasta repiten?
Claro que sí. Pero es un número tan escaso, tan pequeño que es irrelevante porque no es habitual que cada día te encuentres con todos los huéspedes del albergue abusando del albergue o de los hospitaleros. Claro que hay gente que intenta abusar…que lo intenta. Como hay gente que no se porta bien porque “no sabe beber”, por ejemplo. Pero a la mayoría de los hospitaleros nos gusta la experiencia y repetimos. Y los que no repiten es por otros motivos, no necesariamente por la calidad de los peregrinos/paseantes.
Largo descenso: Resistir en tiempos revueltos con firmeza en las convicciones, ¿es esta la consigna?
Vale para cualquier cosa esa consigna. Sí, hay que resistir cuando se cree en una idea; porque sabemos que el Camino es mejor con los hospitaleros voluntarios –del grupo que sean- y lo sabemos porque así lo consignan los peregrinos en las encuestas que responden en la meta o en sus modernos relatos en las redes.
Llegamos a la meta: ¿Eres optimista sobre la realidad actual del Camino de Santiago y, más en concreto, contemplando su progresiva conversión en un producto turístico de consumo?
Nada optimista pero, como dije antes, confío en que no será así.
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