Vamos rodeando la iglesia de San Martiño, por la Praza da Constitución, hasta su cabecera. Desde ella pasamos a la Praza do Curro, en la que se sitúan el teatro Noela y el antiguo hospital de peregrinos de Sancti Spíritus de Adentro.
En vez de llegar a la Rúa Ferreiro (camino oficial), por la que discurre la temida AC-550 de la que por fin nos libraremos, proponemos girar a la izquierda por la mucho más agradable y peatonal Rúa Oviedo Arce. Donde concluye ya vamos a la derecha para cruzar la Rúa Ferreiro y proseguir al frente, junto al monumento dedicado a la Carta Puebla de Noia en la que se cita el puerto apostólico, por la Rúa Oviedo Arce.
Esta calle rectilínea, que sigue formando parte del casco antiguo, pasa ante la biblioteca pública, el cruceiro da Trindade y la capilla de San Xosé, prolongándose hasta el acceso del puente medieval de Traba, por donde discurre la variante fluvial.
El camino histórico prosigue por las aceras de la AC-311 (capilla de San Bernardo), hasta que en el lugar de O Cruceiro do Río aparece señalizado un desvío a la izquierda. Por una serie de carreteras locales pasamos por las ya aldeas rurales de A Rasa de Abaixo y A Rasa de Arriba, donde tomamos a la izquierda la DP-5704.
Justo antes de llegar al desvío al cementerio de Santa Cristina de Barro, dejamos por la derecha la carretera para ascender un camino a través del monte. Primero discurre entre castaños, luego depara las últimas vistas sobre la ría y se introduce en un pinar, más tarde también entre acacias, hasta desembocar en la AC-543, que seguimos a la derecha para pasar ante el acceso al parque empresarial de Augalevada.
Pronto cruzamos la carretera, antes de la fábrica de Silmaplast, para retomar la marcha por el monte de San Marcos. En el extenso pinar se localiza, a la derecha del Camino, la arruinada capilla de San Marcos.
Poco después desembocamos en la DP-5702, por la que vamos 150 m a la izquierda hasta encontrar un camino que, emboscado por robles y pinos, desciende junto a un depósito de agua hacia la AC-543. En vez de converger con ella, no obstante, gira bajo un tendido eléctrico a la izquierda (corredor desbrozado) y sube por un eucaliptal para tomar a la derecha una vía de servicio.
Por dicha vía pasa bajo el enlace de la AC-543 con el corredor de Brión a Noia, aprovechando otra vía de servicio similar, en el margen opuesto, hasta recuperar el camino antiguo cortado; este asciende a la aldea de San Paio, un conjunto de arquitectura tradicional.
VARIANTE FLUVIAL:
Puente de Traba. Al final del puente giramos a la izquierda para bajar hasta la casa con molino donde comienza el sendero fluvial, que avanza por el margen derecho del río Vilacoba siempre aguas arriba. En forma de senda, o de camino, y con algunos postes de madera con marcas azules y blancas, la ruta siempre va próxima al río, por zonas arboladas o descampadas, hasta el despoblado de Xei, denominado aldea muiñeira por haberse dedicado sus habitantes, casi en exclusiva, a la molienda. Hasta seis molinos de doble rodezno aún pueden ser localizados entre las ruinas.
1,2 Aldea abandonada de Xei. Entre muretes de piedra, la senda se despide de la aldea para continuar hasta la confluencia de los ríos Vilacoba, también denominado de Traba, y su afluente el río da Mina. Junto al segundo recorremos un corto trecho hasta una carreterilla local, que tomamos a la izquierda para cruzarlo por un puente de hormigón.
Por dicha pista proseguimos hasta la carretera AC-308, que bordea el núcleo de Portobravo (farmacia), donde se sitúa la casa consistorial del municipio de Lousame.
0,8 Portobravo. A partir de aquí está previsto quitar el Camino de la carretera, recuperando la senda de pescadores que desde el puente sobre el Vilacoba se prolonga hasta el área de descanso de Brandía.
Entre tanto no se realiza la anunciada obra, el denominado como “Sendeiro dos Ríos Vilacoba e San Xusto”, con sus marcas azules y blancas, aprovecha una acera hasta encontrar, a la izquierda, el acceso a la casa de Brandía, desde la que accedemos a una buena área de descanso (fuente) con cuatro molinos y unas farolas urbanas que no pegan ni con cola.
Ahora el río describe un gran meandro que el itinerario sigue no sin cierta dificultad y cruzando un desdibujado canal, y todo ello para regresar, prácticamente, a la trasera de la casa de Brandía en un descampado. De este modo llegamos a la fábrica de papel de Brandía, que fue trasladada a las inmediaciones de Santiago en 1980, quedando la casa madre abandonada.
1,2 Papelera arruinada de Brandía. La galería arbórea, compuesta por alisos, robles, fresnos, laureles y acebos, y en los márgenes por helechos y muretes o rocas tapizadas de musgo, nos ampara en su reino de humedad. Entre tanto, lo que será una constante, el río fluye con energía formando rápidos y pequeñas cascadas con sus pozas. Un auténtico paraíso.
La traza es muy intuitiva, y no tiene pérdida hasta la siguiente y romántica cita: la papelera de Fontán. Antes de llegar a ella es preciso dar un rodeo junto al muro de su propiedad. Las dimensiones del edificio certifican la importancia que tuvo el complejo.
1,5 Papelera arruinada de Fontán. Hasta aquí hemos acompañado al río Vilacoba, que cruzamos por un puente, y ahora procede subir un escalón hasta encontrar el paralelo río de San Xusto. Para ello tomamos un camino de tierra ancho que asciende hasta unos campos de cultivo y, poco después, hasta una carretera local. Por ella vamos 20 m a la izquierda para seguir, de inmediato y a la derecha, el camino que se introduce en un pinar.
Llegados una encrucijada vamos a la derecha, sobre el tajo ya perceptible del encajado valle del río de San Xusto, hasta toparnos con la reja que cierra el paso a una propiedad privada. En este punto sale a la derecha una senda, algo cerrada en su inicio, que sube por el monte entre retamas y pronto se ensancha.
Por un bosque mixto descendemos hasta una pista local asfaltada, que seguimos 150 m a la izquierda, hasta un Stop inmediato al río de San Xusto. No se cruza el puente, pues iríamos a las aldeas de Boña y San Paio (variante histórica), sino que se toma la senda fluvial, que continúa paralela al río por el margen derecho.
El tramo que aquí comienza es bastante pedregoso, con pasos estrechos e incluso difíciles; para facilitar el tránsito se han dispuesto algunas escaleras de madera, y cuerdas para asirse, que en breve serán reparadas. Podemos confirmar, tras haberla recorrido en varias épocas del año, que se pasa, pero en época de mucha lluvia no es recomendable seguir por aquí, sino enlazar con la ruta histórica en San Paio.
Al igual que en el río de Vilacoba se suceden los rápidos, pequeños saltos y un par de molinos, pero la sorpresa llega al aparecer la singular cascada de Boña, en cuya poza nos podemos refrescar.
2,5 Cascada de Boña. Hemos de ascender, casi trepando, a la derecha de la cascada hasta la pista local que va a Lesende. Aquí colocaron un cartel indicando el peligro de la ruta que acabamos de concluir, siempre más recomendable subiendo que bajando.
Cruzamos la carreterilla para continuar del mismo modo junto al río con su bosque, que constituye un premio para los sentidos y a la vez un delicado ecosistema que debemos evitar alterar. Cada vez con un entorno más selvático y cerrado, la senda parece tornarse impracticable, pero a cada paso vamos aproximándonos a Toxosoutos.
En un momento dado, a la altura de un puente de piedra que cruza el río, ya resulta imposible seguir al margen del río, que fluye encajado entre paredes de piedra tapizadas de vegetación ripícola.
1,5 Puente de piedra. En este punto retrocedemos en paralelo a la ruta que traíamos por un camino antiguo que asciende hasta una calzada superior, que tomamos a la izquierda.
La calzada se prolonga 700 m, dejando un pombal o palomar en ruinas a la izquierda, para llegar por fin a San Xusto de Toxosoutos, donde cruza el río para acceder al atrio de la iglesia. En el lugar existe una fuente de manantial.
0,9 San Xusto de Toxosoutos.