17 cosas que nunca debe hacer un peregrino
1. Nunca le preguntes a un coreano si es de Corea del Sur o del Norte. Pregunta absurda: los desafortunados habitantes de Corea del Norte no pueden salir de su país. Además, un coreano se siente simplemente coreano, ninguno se siente «coreano del sur», y la pregunta les provoca perplejidad.
2. Nunca discutas o te quejes de las normas de un albergue. Para algo existen, y quizás haya motivos que desconoces. Simplemente, cúmplelas. No es tan difícil. Allí te acogen, te dan un lugar cubierto para dormir, quizás también cena y desayuno: eres un afortunado. Tampoco es necesario que te caiga bien el hospitalero/a; solo pasarás allí unas pocas horas, no vas a vivir con él o ella toda tu vida.
3. Nunca dejes la mochila encima de la cama o de una silla. Las camas deberían ser lugares limpios, hoy duermes tú, mañana otro, y las mochilas suelen estar sucias y, quizás, con algún insecto poco visible. La silla es un maravilloso invento con un propósito bien definido: que una persona acomode su culo en el asiento y pueda permanecer en un mismo lugar sin estar de pie y descansando. Si está ocupada por una mochila (u otro objeto) su uso queda invalidado; las mochilas no necesitan descansar.
4. Nunca le expliques la vida a alguien sin estar seguro de que quiera escucharla. Los seres humanos tenemos una tendencia muy marcada a creer, en general equivocadamente, que aquello que nos ocurre es especial, único y digno de ser difundido. Cualquier persona mínimamente interesante (y casi todos los peregrinos lo son), tiene una vida con luces y sombras, a veces luces muy brillantes, a veces sombras muy oscuras.
5. Nunca uses el móvil una vez apagadas las luces del dormitorio. La luz del móvil molesta a tus compañeros de dormitorio más de lo que parece. Puedes leer/escribir mensajes, jugar al Candy Crush o leer las noticias cualquier otra hora del día.
6. Nunca te bañes en el Atlántico sin informarte antes del estado del mar. Aunque cueste de creer, la segunda causa de muerte entre los peregrinos, tras el infarto, es el ahogamiento en el mar, especialmente en la costa gallega. Las corrientes, el oleaje y la pleamar (marea alta) son una combinación extremadamente peligrosa, también para los buenos nadadores.
7. Nunca te quejes a un roncador de que ronca. Pocas cosas hay de peor educación. Nadie ronca por voluntad propia. Si te molestan los roncadores, simplemente no debes ir al Camino de Santiago, o debes utilizar habitaciones privadas.
8. Nunca dejes objetos en los lugares de paso en los albergues. Los peregrinos, de noche, medio dormidos y a oscuras, van a veces al lavabo; si hay algún objeto en un lugar de paso, el peregrino tropezará con él despertando a todo el mundo en el mejor de los casos, o se dará un tortazo en el peor.
9. Nunca presumas de quién eres fuera del camino. Si eres ingeniero aeronáutico, hablas 8 idiomas y cobras 14.000 euros al mes, felicidades. Seguramente mereces el sueldo. Pero en el camino esto importa entre poco y nada. Eres un peregrino, exactamente igual que cualquier otro.
10. Nunca olvides que en el mundo hay otras culturas aparte de la occidental. Un comentario, una broma o una ironía (especialmente de carácter sentimental o sexual) que a un/una occidental le puede hacer gracia (o no), a una persona asiática la puede confundir e incomodar profundamente. Los códigos de relación, y también el sentido de respeto y educación, son distintos en cada cultura, a pesar de la acelerada uniformización del mundo.
11. Nunca llegues a un albergue de un camino minoritario sin avisar con antelación. En los pueblos de los caminos minoritarios, que no reciben peregrinos cada día, agradecen que se avise con antelación, pues generalmente el encargado suele tener sus quehaceres diarios y no está pendiente de si llega un peregrino.
12. Nunca utilices en un albergue más recursos de los estrictamente necesarios. No mantengas tu móvil enchufado si ya está cargado. No estés 20 minutos en la ducha. No tomes todas las pinzas para colgar la ropa. Y, ¡por favor!, no te duches por la mañana, un albergue no es ni tu casa ni un spa de cinco estrellas.
13. Nunca lleves ruido donde hay silencio. Uno de los tesoros del Camino de Santiago es el silencio: en el bosque, en el campo, en los albergues… los peregrinos nos comunicamos con más profundidad en el silencio que con las palabras.
14. Nunca te quites las botas dentro de un bar o restaurante. En los bares y restaurantes hay peregrinos y no peregrinos, hay turistas, parroquianos y camareros. Hay seres humanos con nariz.
15. Nunca dejes de caminar porque llueve. ¿Qué clase de peregrino no hace una etapa porque llueve? Debemos ir preparados para el sol, para el frío y el calor, y para la lluvia. Otra cuestión es si diluvia o hay tormenta eléctrica, entonces sí debemos protegernos.
16. Nunca camines por la derecha en una carretera. Afortunadamente, los Caminos de Santiago nada tienen que ver hoy en día con hace 20 años respecto a la seguridad viaria. Aún así, nunca debemos confiarnos, caminando siempre en fila india, con la máxima atención y viendo venir los coches de cara (o sea, por el lado izquierdo).
17. Nunca escribas a una guía-web quejándote de que tienen mal los precios. Cuando el responsable de un alojamiento lo cierra o cambia de precio sin avisar, las guías quedan desactualizadas. No tenemos poderes paranormales. Ni siquiera en Gronze. Envíanos un mail si tenemos información errónea, para así actualizarla.
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