Día D del Camino 2020: 22 de junio

Los datos internos de visitas, y sobre todo de reservas —todas más allá del 1 de julio—, en la web de Gronze durante esta semana se aprecia el inicio de una cierta recuperación en los planes para hacer el camino. Algo late después de un largo cero absoluto.

Antes del 22 de junio, quien lo desee podrá recorrer el Camino de Santiago dentro de su provincia. Sin embargo, es muy probable que, por las fortísimas presiones de las autonomías sobre el Gobierno central, antes de esta fecha se permita la movilidad interprovincial en aquellas zonas donde la pandemia esté bajo control.

Este verano el Camino de Santiago lo recorrerán peregrinos españoles, y es previsible que no sean pocos teniendo en cuenta que nadie podrá salir del país. ¿Cómo será el camino sin nuestros amigos franceses o alemanes, sin la alegría de los peregrinos italianos o portugueses, sin los agradecidos peregrinos norteamericanos o coreanos, sin los amables peregrinos holandeses o suizos?. El Camino perderá una parte muy importante de su alma.

Los albergues, y también los otros alojamientos, están muy preocupados y no les faltan motivos ante tanta incertidumbre. Adaptarse a la nueva normalidad no será fácil, y todavía lo será menos si no hay, pronto, unos protocolos claros y unificados a los que atenerse.

La distancia interpersonal —posiblemente de metro y medio— entre los que no viajan juntos será el pilar en el que reposará esta nueva normalidad. También la desinfección diaria, la instalación de mamparas de protección, y, no lo olvidemos, la deferencia hacia los peregrinos de más de 65 años. Y un protocolo sobre cómo actuar en el caso de que un peregrino presente síntomas compatibles con la Covid-19.

Si se cumplen los protocolos y, sobre todo, si nadie se relaja con el paso de las semanas, parece altamente improbable que se produzca un solo contagio de coronavirus dentro de un albergue de peregrinos. Este debe ser el objetivo.

En fin, los que hagamos el Camino este año podremos contarles a nuestros nietos, cuando ya seamos muy viejos, que hicimos el Camino hacia Santiago en «tiempos de pandemia». Quizás ellos no vivan ninguna.